A ver: no me digáis que estos moldes flaneros de silicona de colores no parecen una danza de medusas psicodélicas salidas de las profundidades de un océano color pistacho con delfines fucsia y ballenas arcoiris.
Y no, no nos hemos tomado ningún ácido, que todavía es muy temprano. Quienes sí se han puesto ácidos han sido nuestros moldes de silicona para cocina y repostería, que actualmente son a nuestras cocinas lo que las gambas a la paella o Guardiola al Bayern: el toque de distinción y originalidad.
Ellos sí que tienen claro lo que quieren ser, no como esos osos que no sabían si ser negros o blancos y al final fueron Osos Panda.
De pequeñitos ya querían llamar la atención a puro color y sentían por los tonos grises la misma indiferencia que un concursante de Gran Hermano por la Biblioteca Nacional.
Asi que aquí están, llenos de colores y alegría. Llenarlos de postres, flanes y cakes de esos que te enseñó tu abuela y que tan bien te salen, eso ya es cosa tuya.
Por si alguien habitualmente vive en Saturno y no lo sabe, os recordamos que la silicona es un material de cocina con más virtudes que la lista del Catecismo. Es flexible, higiénico, aguanta el lavavajillas, las altas temperaturas del horno y lo puedes meter en el congelador. Su rango de temperaturas va de los -40 hasta los 230º, o sea, como si te sacan de dentro de un iceberg para meterte en la cubeta de un alto horno.
Pinchando en estas letritas de colores podéis ir al departamento de moldes de la tienda, por si los queréis comprar.