Nos vais a perdonar, pero teníamos que ponerlo. Estos ojos. Esta mirada. Este gesto impagable.
Aun no hace mucho que os hablábamos de felpudos, porque ya sabéis que nos gusta que tengáis vuestras puertas decoradas con algo simpático y distinto, pero este felpudo original nos ha roto todos los cálculos. Cada felpudo cuenta una historia, pero este felpudo admite varias…
Fijaos en la mirada de la cabra enamorada. Sin duda, está satisfecha de sí misma. Con sonrisa de ganador. Parece que tiene cara de «después de», pero también podría ser cara de «esta noche pillo, seguro.»
Pero… ¿y la oveja? ¿Le corresponde en su amor? ¿Ha caído hipnotizada por el hechizo de la cabra, o realmente piensa que su pretendiente está como una cabra? ¿Le va a pegar el revolcón de su vida o se va a abrir en busca de cabras más cachas y apetecibles? ¿O simplemente está diciendo «a mí, que me registren»?
¿Será el comienzo de una gran amistad? ¿De un amor imperecedero? ¿De una camada de corderitos peludos como los de Norit? ¿O acabará nuestro héroe bebiendo chupitos de leche fermentada para olvidar el desamor?
¡Ay Dios, cuántas preguntas! A ver si hacen la segunda parte.