El título de este post es un poco engañoso, ya os lo avisamos. Porque esta alfombra de bambú blanca, alfombra sí que es y además magnífica, por cierto.
Pero aunque la llamamos blanca, no es exactamente blanca. Es un blanco roto, un color Oso Polar, un café con leche tan corto de café que es como un cortado al revés: un vaso de leche con una gota de café. Es un blanco como si un arcángel tuviera una mancha en su expediente, es como un reflejo de nube con un deje a vainilla, o como el piano con teclas de marfil del abuelo, para que lo vayáis pillando.
Y lo de acción, acción… vamos, que no esperéis ver la última de Tom Cruise, que ya sabemos cómo son las alfombras. Que su rollo es tranquilo, de estar en el suelo a su bola y tal, que para moverse ya están los cohetes espaciales y el IPC.
Pero el hecho es que os queríamos enseñar algunas fotos «con contexto» de la alfombra de bambú blanca que se ha incorporado hace poco a nuestro catálogo, y que os habíamos enseñado aquí, pero con fotos más aburridas que una reunión de eméritos de la Real Academia de Jurisprudencia.
Tenéis la información de medidas y precios en la tienda, pero os diremos que a todas las virtudes habituales de las alfombras de bambú, se suma la originalidad y la calidez del color blanco.
Sí, hemos dicho calidez, y no es que nos hayamos tomado el anís de media mañana, sino que lo decimos con toda la intención, porque el bambú es un material que transmite una sensación muy natural y el color blanco roto hace que el entorno gane en intensidad, por contraste. ¡Atrévete y verás!
Os dejamos con una galería.