En el colegio nos enseñaron que la máquina de vapor la inventó James Watt en 1765 en Inglaterra y que supuso el comienzo de la revolución industrial.
¡Qué sabrán ellos! La auténtica revolución es la de estas máquinas de vapor, que no son de hierro ni pesan ocho toneladas, sino que son de silicona y no pesan nada: las ollas de silicona para cocina al vapor.
Al lado de esto, la Revolución Francesa parece una fiesta de cumpleaños, y la Edad del Hierro palidece ante nuestra actual Edad de la Silicona (y no nos referimos a Pamela Anderson).
Este tipo de ollas de silicona nos permiten ejercitar nuestras habilidades con la cocina al vapor, que consiste básicamente en que los alimentos se cocinan en su propio jugo. Es algo así como lo que hace el Banco Central Europeo con los ciudadanos, pero aun mejor, porque se hace sin aceites y sin grasas.
El resultado es una cocina natural y muy sana, que nos pondrá a todos hechos unos figurines, dejándonos unos cuerpos tan perfectos que hasta Cristiano Ronaldo y Scarlett Johansson vendrán a suplicarnos que les demos el secreto.
Pues el secreto es bien sencillo: la máquina de vapor… de silicona.
Ya el otro día os habíamos enseñado una avanzadilla, y ahora os ponemos más modelos. ¡Ah! como todos los utensilios de cocina de silicona, son flexibles, ligeros, resistentes, antiadherentes, diferentes y varias cosas más acabadas en ‘ente’. Y valen para el congelador y para el horno hasta 220º y para el microondas.
Aquí podéis ver estas y más cosas en el departamento de moldes de cocina de la tienda.