Sí, ya lo sabemos. Todo las cosas buenas tienen su lado malo, como aquél día que ligaste con el tipo del descapotable y al día siguiente tuviste que volver a la peluquería.
Pues comer bombones también tiene su lado oscuro: es esa vocecita (vozarrón, realmente) que se mete en tu cabeza y te regaña, como en esas películas que sale el diablo flotando al lado de tu cabeza, vestido de rojo, con rabo y tridente.
Pues para eso estamos aquí. Para hacer el papel de ángel vestido de blanco que flota al otro lado de tu cabeza y te dice «¿comes bombones? Don’t worry, be happy». Y entonces es cuando el diablo vestido de rojo hace «plop» y desaparece.
Es que si comes bombones cocinados por tí en estos moldes de silicona para bombones con forma de sonrisa, no hay remordimiento que valga. Lo que hay es mucho gusto y muy buen sabor. Y buen humor, que falta hace.
De modo que la próxima vez que pienses en hacer bombones, agénciate estos moldes de silicona en latiendawapa, y sonríe. Son flexibles e higiénicos y son aptos para el horno, el lavavajillas y conciencias culpables.