Sí, soy un búho. Y no me preguntéis por qué, pero me he puesto de moda. Así que os voy a contar un poco sobre mi vida.
No soy muy hablador: tengo menos conversación que un grupo de monjes con voto de silencio en el refectorio del monasterio o que los participantes de un congreso de tímidos a la hora del bocadillo.
Soy de hábitos nocturnos, pero no bebo ni hago botellón. Y no soy adicto al pegamento, aunque me pase la vida diciendo «uhu».
Me gusta girar la cabeza más que a la niña del Exorcista y soy tan silencioso cuando vuelo que hasta la hierba cuando crece hace más ruido que yo.
Mi dieta es bastante monótona: un ratoncito de vez en cuando, aunque todavía no he podido cazar a Micky Mouse. Pero todo se andará.
Y esta cara de asombro que llevo puesta permanentemente, qué queréis que os diga: es de ver telediarios. Aunque la de hoy es por que me acaba de llegar el recibo de la luz.
Y esto es todo.
El caso es que estoy por todas partes: me ponen en cortinas, en bolsos, en telas, en topes para las puertas, en pongotodos y en un sinfín de lugares más. De hecho, si ponéis «búho» en el buscador de latiendawapa siempre sale algo. Podéis probar aquí.
Eso sí: de derechos de autor, ni un euro. Y bien que me vendría para reformar el nido. Y ahora os dejo, que ya se ha hecho de día y me tengo que poner el antifaz.