Hay cosas que han adquirido con el tiempo la condición de unidades de medida. Por ejemplo, el campo de fútbol. Tú no dices «la finca mide 2,3 hectáreas» sino «la finca es más grande que dos campos de fútbol».
Las pequeñas aglomeraciones urbanas también nos sirven para medir cuánto se ha pasado una persona. Puede ser dos, tres y hasta siete pueblos (en ese último caso suele haber lío).
La eternidad es otra unidad de medida del tiempo: lo que te falta para las vacaciones, por ejemplo, no se mide en días ni semanas, sino en eternidades.
Y los ojos de la cara… qué decir. Por ejemplo, una visita al dentista te viene costando uno. En ocasiones hay que añadir un riñón y si hay endodoncia, vete preparando algún órgano reproductor.
Lo que nos lleva a nuestro artículo de hoy: los armarios portátiles desmontables. Porque los armarios son también unidades de medida.
Por ejemplo, Arnold Swarzenegger (¿lo habremos escrito bien?) es un armario ropero de dos cuerpos. Los delanteros de rugby son armarios de tres cuerpos, y los luchadores de sumo ya son directamente armarios empotrados. Es muy útil, porque no tienes que aprenderte nada de kilos y centímetros.
Nuestros armarios portátiles de hoy son del estilo delantero de rugby, como los de esas melés tan tremendas que piensas que el del abajo de todo tiene que estar muerto, pero al final se levanta el tipo, como una rosa.
Pues así son nuestros armarios. Portátiles, fuertes y a prueba de melés. Se montan y se desmontan como un mecano, sin tornillos y cabe un mundo. Hoy te enseñamos nuestro modelo más grande (tres cuerpos) pero también los hay más pequeños, con estantes, con barra… como tú quieras.
Y no sólo te servirá para meter un montón de cosas. A partir de ahora tendrás una nueva unidad de medida.