¡Ah, la hora del té! Es una cosa tan británica como el pirata Drake, los turistas de sandalias con calcetines y el desayuno de huevos con bacon.
Pero a diferencia de lo anterior, esto del té sí que se lo podemos agradecer a los ingleses, junto a la invención del fútbol, la minifalda o el Mini.
Aunque, si lo pensamos bien, el fútbol no se perfeccionó hasta que llegaron Iniesta y compañía. Y para hacer un Mini chulo, chulo, lo han tenido que ir a fabricar a Alemania. Y respecto a la minifalda… bueno, ahí ya no había nada que perfeccionar.
Pues con el té pasa igual: llevan trescientos años comerciando con él, pero al final las cajas clasificadoras para tés e infusiones más chulas están en latiendawapa. Lo que yo te diga.
Porque los tés sin su caja clasificadora… no son tés.
Porque el placer de tomarse un té comienza cuando abres la caja y ves todas las variedades organizadas, clasificadas y te envuelven los aromas. Entonces eliges uno, y sólo con eso, ya lo estás saboreando.
Y es que además, estos clasificadores de tés son divinos. De madera de bambú natural, de madera pirograbada o de madera estampada. Con tapa de cristal o de madera. Con sus huequecitos clasificadores, con dos espacios, con cuatro, con ocho y hasta doce.
Pero todos con un buen gusto que no encontrarás en los sombreros de Su Graciosa Majestad. Y lo mejor es que si no te gusta el té, no pasa nada.
Los puedes usar para guardar abalorios, bisutería, galletas, las monedas que te sobraron de tu viaje a Londres, las larvas de gusano de seda del peque o las piedrecitas que te trajiste de recuerdo del Partenón. Tanto da.
El caso es que en cualquier sitio que las pongas te acordarás de lo mucho que tenemos que agradecer a los ingleses (y no por el cricket, precisamente).