Venecia es un sitio en el que solo hay gondoleros con camisetas de rayas azules, parejas en luna de miel, calles sin asfaltar y muchos palacios.
Y en esos palacios del Gran Canal son más de esos cortinones enormes que miden varios códigos postales y que están llenos de volantes y floripondios. Les eran muy útiles cuando el amante de la Gran Duquesa tenía que esconderse porque el Gran Duque llegaba antes de tiempo de la batalla contra los turcos.
Pero en estos tiempos no tenemos esos problemas porque para esconder a vuestros amantes ya tenéis nuestros armarios portátiles.
Así que aunque no se utilicen en los palacios de Venecia, sí que hay otros palacios más cercanos que vestirán estos estores venecianos: vuestras casas. Porque vuestras ventanas lo valen.
Están hechos con láminillas de aluminio de 15 milímetros y con mucho cariño para que vistan tus ventanas con la misma elegancia con la que Rita Hayworth se quitaba un guante, aunque eso sí, no tan sexy.
Son muy útiles para filtrar la luz, ya que la puedes regular en altura o con la inclinación de las láminas y así jugar con la luz, con el sol y con la intimidad que quieras obtener.
Y vienen en varias medidas y colores, pero lo mejor es que veáis los detalles técnicos en la tienda, que para eso está.
Y ya sabéis: no los veréis en Venecia, sino en vuestros propios palacios.