Si es que te lo tenemos dicho, pero tú no te enteras: cantas muy mal.
Pero mal, mal ¿eh? Tan mal que debe ser ilegal en varias Comunidades Autónomas. O sea, que cantando eres peor que aquel restaurante que sólo tenía menú del día anterior o como aquel diccionario que ordenaba las palabras por orden analfabético.
Por eso es conveniente dejar hacer las cosas a los que saben, a los expertos. Por ejemplo, los futbolistas, a tatuarse, los bomberos, a hacer calendarios y los diputados a viajar en avión.
Pero para cantar… nada mejor que nuestra pala para tartas con música. Es una pala para tartas como cualquier otra, pero que viene con algo especial en el mango.
No, no penséis mal: lo que tiene son botones, cada uno de los cuales selecciona una melodía que encaja con la ocasión: cumpleaños, bodas, ceremonias… cualquier fiesta o celebración tendrá su propia música.
Y al contrario que tú, todo perfectamente afinado, con su tono, su compás y su swing. Así que hazte un favor, y házselo a los que te rodean: consíguete una de estas palas y abandona el canto.