Si últimamente en tu casa oyes a la gente decir cosas como…
—¡Huy! creo que me duele un poco la punta del epigastro. Voy al botiquín a ver si encuentro algo.
—Ay, qué cosas, me acabo de clavar el cojín en el trasero. A ver si en el botiquín hay algo para el dolor de nalga.
—Mhmmm… creo que el martes que viene me va a doler la cabeza. Voy a ver si hay aspirina preventiva en el botiquín.
—¡Qué bien! No me duele nada, pero por si acaso, voy al botiquín a ver si aparece un gin-tonic o algo.
… no te preocupes. Eso es que en tu cuarto de baño reina nuestro nueva caja botiquín de metal.
Y es que es, sencillamente, irresistible.
Como lleva la bandera de Suiza grabada podéis pensar que es aburrida (ya sabéis que lo más emocionante que pasa en Suiza es el crecer de la hierba) pero no: con su brillante cuerpo de metal, su color rojo intenso y su diseño sencillo pero elegante, este botiquín es la caña.
De hecho, parece recién sacado de la serie M.A.S.H., y en una escala de belleza que empezara en Paquirrín y acabara en Brad Pitt, este botiquín estaría al ladito de George Clooney, tomándose un ristretto.
Como objeto funcional tampoco te va a decepcionar: con su bandeja y compartimentos interiores podrás tenerlo todo a mano: tiritas, aspirinas, agua oxigenada, mercromina y demás parafernalia.
Aunque el gin-tonic, mejor en el mueble bar.
Esta joyita la tienes aquí, mientras no se agote. Y si se acabó, seguro que hay muchas otras cestas y cajas variadas.