Hoy os hablamos de unos artilugios que, lejos de estar en peligro de extinción, tienen una vida muy pujante: los relojes despertadores de toda la vida.
Si os fijáis, en esta época en que vivimos estamos rodeados de aparatos inteligentes por todos lados. Solo falta que llegue la época en la que además vivamos rodeados de personas inteligentes, pero todo se andará. (Excepto en Sálvame Deluxe, que no tiene arreglo.)
Mientras tanto los relojes inteligentes de hoy en día nos cuentan las pulsaciones, los pasos, las calorías y hasta te hacen comentarios de textos de Schopenhauer. Y si te descuidas, te alicatan el baño y te dan masajes en las cervicales.
Así que, por llevar la contraria, nuestros relojes despertadores de mesa son muy poco inteligentes. Realmente, si os decimos la verdad, son completamente estúpidos: de hecho, leen menos que Paquirrín y tienen las mismas neuronas que un zapato viejo.
No les puedes consultar el correo, ni buscar en su pantalla (porque no tienen) la respuesta a esas dudas que todos tenemos, como ¿próstata es un taco en ruso? ¿en los años bisiestos hay que dormir la siesta dos veces?
No. Para eso, usa el reloj de la muñeca. Estos son aparatos simples, construidos únicamente con agujas, números y esa elegancia natural que tanto juego va a dar en tu casa. Y su única misión en esta vida es dar la hora, despertar y decorar. Que no es poco.
Si queréis ver los relojes que hay en la tienda en cada momento sólo tenéis que pinchar aquí. Y si no quedan seguro que hay muchas otras cosas chulas para decorar vuestra casa.
Podéis pinchar en las fotos para ampliarlas y ver la galería completa.