Dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer (o viceversa). Nosotros añadimos que detrás de cada caja de tinto de verano hay una gran cogorza y detrás de cada ñu hay un cocodrilo al acecho. Así es la vida: es la ley de las parejas perfectas.
Pues de ese mismo modo, detrás de cada alfombra hay un puff. O para ser más exactos, encima.
Porque los puffs y las alfombras han nacido para ser pareja, como el comienzo de las vacaciones y la subida de la gasolina.
Pero a diferencia de lo que hacen los cocodrilos con los pobres ñús, que se los comen, la alianza entre los puffs y las alfombras es más enriquecedora. Algo así como la de Steven Spielberg con la taquilla.
Porque alfombras y puffs se embellecen mutuamente, se apoyan y se refuerzan en un círculo virtuoso. De hecho, para encontrar una pareja más fructífera tienes que irte a Brangelina.
A esa relación los economistas la llaman sinergia, los naturalistas simbiosis, y nosotros, una chulada.
Y para ilustrarla hemos elegido algunos ejemplos de parejas de hecho, formadas por nuestros puffs blandos con alfombras de bambú, que ya sabéis que nos gustan más que los vídeos de gatitos en YouTube.
La ventaja es que puedes combinar las muchas texturas y colores de las alfombras con la infinidad de colores de los puffs, lo que permite hacer más combinaciones de color de las que podría soñar el payaso de Micolor puesto hasta arriba de ácido.
Las alfombras son ligeras, cálidas e higiénicas y los puffs están compuestos de polipiel resistente y lavable con relleno de bolitas de porexpán. Pero ya sabéis que en la tenéis todos los detalles, modelos, medidas y colores, pinchando aquí abajo:
Y ya sabéis: a por vuestra pareja perfecta.