Hoy vamos a hablar de suelos. Sí, en el título hemos puesto escalera, pero es que nos puede el espíritu de contradicción. Y también vamos a hablar de alfombras, y sobre todo, de colores, y todo ello a cuenta de nuestras alfombras de colores.
Los colores son un asunto delicado que genera muchas controversias. De hecho, una de las primeras cosas que aprende todo hombre es a no discutir con mujeres por cuestiones de colores. (Más tarde aprenderá a no discutir con mujeres por nada en absoluto, pero ya será demasiado tarde.)
Yendo al grano, elegir el color adecuado de la alfombra puede ser una cuestión más grave que un pájaro con vértigo y por contra, elegir un color inadecuado puede resultar más trágico que irte de fin de semana y olvidarte el móvil en casa. Por eso elegir el matiz exacto es fundamental.
Porque los matices son importantísimos. Por ejemplo, no es lo mismo turgente que urgente (aunque a menudo una cosa lleva a la otra), ni da lo mismo una chulería que una chulada.
Por eso la gama de colores de nuestras alfombras está orientada a que tus suelos se conviertan exactamente en eso: una chulada. Y que encuentres combinaciones de color distintas, atrevidas, en las que ni siquiera habías pensado, pero todas ellas cálidas, alegres y luminosas.
Hemos tomado como ejemplo las alfombras de bambú, que ya hemos aprovechado en los últimos días para enseñaros lo bien que combinan con las rayas y con los puffs. Y ahora queremos que veáis cómo pueden formar una escalera de color que no sube a ninguna parte, excepto a las más altas cumbres de la decoración (perdonar, nos ha salido el cursi que llevamos dentro).
Podéis ver alfombras en general y alfombras de bambú en particular pinchando en los enlaces de abajo. Y si te acabas de incorporar al curro, nada mejor que empezar el día a todo color. ¡Ánimo!
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