Permíteme que insista: más felpudos

El otro día demostrábamos de manera fehaciente la relación entre los felpudos y la filosofía. Hoy os traemos la segunda parte.

Pero diréis: «ni Sócrates ni Platón hablaron de felpudos«. Naturalmente. Porque en aquella época cuando no estaban haciendo la guerra en el Peloponeso estaban construyendo ruinas y formulando teoremas, o sea que no estaban nunca en casa.

Pero nosotros hoy en día sí que tenemos casas con puertas y rellanos de escalera. Y por eso utilizamos felpudos originales, divertidos y muy, muy filosóficos, que dan mucho que pensar. Por ejemplo:

Este nos hace filosofar acerca de la naturaleza de la amistad, pero al revés. Y la conclusión es la siguiente: si tus visitas son más cansinas que un anuncio de Sensodyne, vete directo al grano y colócales este felpudo Malos Rollos fuera. A buen entendedor… amanece más temprano (o algo así, era).

Felpudo Malos rollos

Con este otro felpudo pensamos ¿por qué esta vaca tiene el cielo rojo? ¿Es que vive en Marte? ¿Tiene marcianos que la ordeñen? ¿A cómo sale el litro de leche en Marte? ¿Compensa ir a comprarlo allí o lo seguimos comprando en el lídel? Pero sobre todo, ¿por qué no tiene ubres?

Felpudo estampado Vaca

Y un elefante rosa con otro elefante encima y un pajarito casi tan grande como ellos subido encima de los dos, y todos envueltos en corazones… ¿es un canto a la amistad interanimal y a la armonía entre las especies? ¿Un nuevo número del Circo del Sol? ¿O es que el diseñador desayuna galletas de LSD mojadas en anisette?

Felpudo estampado con elefantes

Angelitos, qué fama llevan. Total, ¿qué han hecho? ¿Sólo porque se les ocurrió llenar la pecera con una mezcla de RedBull y brandy Soberano…? Bueno, también decidieron verificar la resistencia de la concha de la tortuga con el taladro. Gracias a Dios, lo que se rompió fue el taladro. Pero por lo demás, son unos angelitos. ¿A que sí? Pero por si acaso, haz caso al felpudo: cuidado con el niño.

Felpudo Cuidado con los Niños

Por último, este otro felpudo nos recuerda a un bicho raro que tenía linterna incorporada en el dedo (qué útil ¿verdad?) y que debía haber perdido el móvil porque no hacía más que pedir un teléeefono para irse a su caaasa. ¿Cómo se llamaba…? ¡Ah! ¿Y por qué vuelan las bicis?

Felpudo E.T. Mi Casa

Esta selección forma parte de la remesa de felpudos recibida estos días, que podéis ver, mientras duren, pinchando en el enlace de abajo.

¡Quiero ver los felpudos!