Si piensas que mantener a los niños sentados y tranquilos es más complicado que encontrar una palabra con cinco íes, efectivamente, es di-fi-ci-lí-si-mo. ¡Vaya…! pues no era tan difícil: ya la hemos encontrado.
Por la misma regla de tres va a ser muy fácil que consigas que se sienten a leer, a dibujar o a ver la tele si les pones un asiento de su talla, divertido y lleno de colorido: un puff infantil.
Como por ejemplo nuestro puff blando con respaldo, que ya conocéis en tamaño adulto pero que también tiene una versión para criaturitas revoltosas de un metro de alto.
Por supuesto, existen otras maneras de conseguir que los peques se sienten y estén quietecitos, pero algunas incluyen cuerdas y mordazas y otras son directamente ilegales. Así que creednos; esto es lo más práctico.
Estos puffs infantiles te durarán más temporadas que Gran Hermano y aguantan lo que les echen con más paciencia que la marmota de Pensilvania. Son tan buenos que les podrías comprar un coche usado con los ojos cerrados.
A los niños les encantan porque cuando se cansan de estar sentados se pueden tirar encima porque es blandito y no hace daño, tumbarse boca abajo con los pies hacia arriba, darle la vuelta, tirárselo al hermanito y mil cosas más.
Y a ti te encantan porque son muy prácticos: vienen siendo como ese que llega a la fiesta sin estar invitado pero que al final te alegras de que se haya colado, porque con él todo es mucho más fácil y divertido.
Y no sólo porque vayan a batir el récord mundial de tiempo sentado de tus niños (actualmente establecido en cuatro décimas de segundo) sino porque además estos puffs decoran, alegran, no pesan, se mueven con facilidad y con su talla compacta apenas te ocupan espacio.
Como todos nuestros puffs blandos son personalizables, y puedes combinar colores distintos en los laterales y en el asiento para formar la combinación de colores que se te ocurra. En la ficha del producto tienes todos los detalles, pinchando en este botón tan simpático de abajo:
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