La historia de la Humanidad está jalonada de grandes avances: la rueda, los grupos de Whatsapp o la salsa chimichurri, por citar solo los más importantes.
Pues a las cosas de casa y a la decoración les pasa lo mismo.
Porque el signo de estos tiempos consiste en cambiar la forma de hacer las cosas, dejando obsoletas sin que nos demos cuenta muchas de las cosas que hasta hace bien poco hacíamos con toda normalidad.
Como usar una cabina de teléfono, grabar cintas de cassette, grabar CDs, grabar en general, ver la tele en televisiones de tubo de 21 pulgadas, ver la tele en general, o tener caspa.
Decoración antes y ahora: cada vez más fácil, económico y variado
En lo tocante a la decoración, si nuestros bisabuelos levantaran la cabeza y vieran con qué facilidad decoramos hoy en día con las cosas de casa irían a presentar una queja a la oficina encargada de repartir las fechas de nacimiento, porque se han perdido la que es sin duda la Edad de Oro de la decoración.
Porque hoy decoramos con una sencillez, efectividad y economía pasmosas en aspectos que eran un mundo de preocupaciones y gastos en tiempos no tan remotos.
Hemos seleccionado tres cosas de casa que eran una enorme complicación para nuestros abuelos pero que hoy en día te dejan la casa más bonita que la sala de espera de un casting de modelos, con el mínimo coste y sin el menor esfuerzo.
I. Comprar y mantener alfombras
En una casa del siglo XX la compra de una alfombra era un acontecimiento extraordinario. Una buena alfombra era tan cara que directamente podías alfombrar el salón con los billetes de mil pesetas que ibas a gastar, y aún te sobraba para comprar un 600.
…cosas de casa que eran una enorme complicación para nuestros abuelos pero que hoy en día te dejan la casa más bonita que la sala de espera de un casting de modelos…
Cuando la tía Paca y el abuelo Remigio daban su bendición se daba la orden al furgón blindado para que efectuara el pago y cuando llegaba la alfombra el momento era tan solemne que solo faltaba el alcalde con la cinta inaugural y el obispo con hisopo.
Luego para limpiarla tenías que dislocarte la cintura para llevarla a la tintorería, pagar más por la limpieza que por la propia alfombra y finalmente comprobar que tras la limpieza había quedado más alicaída que Bill Murray en “Lost in translation”.
Afortunadamente hoy en día tenemos alfombras de salón y habitaciones finas, lavables y súper decorativas que valen menos que una cena para dos en un restaurante de moda. Y si la cena es para cuatro, ya alfombras la casa entera.
Son alfombras flexibles y resistentes pensadas para usarse y pisarse sin que a nadie le dé un infarto y que si se manchan, se limpian con toda facilidad con un paño húmedo o fregona.
Las alfombras de vinilo y las alfombras de bambú son las reinas en este tipo de decoración fácil y vistosa de hoy en día, sin olvidar las alfombras ligeras de algodón, lisas o estampadas.
Son alfombras sencillas y actuales, llenas de vida y de color, que no duelen en el bolsillo y que nos hacen la vida más fácil que un cubo de Rubik con todos los cuadritos del mismo color.
II. Confeccionar y encargar cortinas
La confección y encargo de unas cortinas era lo que más podía alterar el orden de una casa en el siglo XX, sólo superado por un terremoto de grado 10 en la escala de Ricther.
Había que elegir la tela, tomar medidas, cortar, confeccionar dobladillos, encajes y fruncidos, y preparar costosos rieles y mecanismos de cierre, todo lo cual generaba más discusiones que una reunión del Comité Federal del partido.
Afortunadamente hoy en día las cortinas ya confeccionadas son a la decoración y a las cosas de casa lo que la comida precocinada es a la alimentación, con la diferencia de que las cortinas sí que tienen sabor.
Tenemos a nuestra disposición piezas de infinidad de matices y colores, tanto lisos como estampados. Y con la riqueza de texturas de las cortinas de técnica jaquard, por ejemplo, la mismísima María Antonieta las hubiera envidiado para sus aposentos en Versalles.
Lo mejor es que ya no tenemos que preocuparnos por la colocación, porque este tipo de cortinas se sujetan a las barras de cortina mediante anillas, enviando al baúl de los recuerdos los anticuados sistemas de rieles y ganchitos, que eran más antipáticos que Jar-Jar y resultaban menos prácticos que un cuchillo de plastilina.
En cambio, hoy en día colocar estas cortinas en un salón o habitación es coser y cantar. Fácil, pero fácil de verdad ¿eh? No como esos abrefáciles que no se pueden abrir sin maquinaria pesada. Hasta tu cuñado podría hacerlo.
III. Decorar las paredes
En aquella época la decoración de las paredes era más aburrida que un partido de cricket y menos animada que un campeonato de curling.
Las pobres paredes sufrían una dieta de cuadros que tenían un río, un ciervo, un molino o peor aún, todo a la vez, embutidos en aquellos marcos pesados y tallados estilo rococó que los hacían aún más sombríos.
Y lo peor es que todo se enmarcaba a medida, lo que subía su precio a varios órganos del cuerpo humano, incluídos diversos tipos de gónadas.
Afortunadamente, en la actualidad, y hablando de cuadros, nuestras paredes pueden contar con los lienzos estampados fotoimpresos. Son cuadros de gran formato, muy ligeros y que no necesitan enmarcado.
Con impresión de fotografías con calidad fotográfica o con otros motivos, te dejan una pared entera digna de la mejor exposición de arte contemporáneo, con rapidez, economía y modernidad.
O en un plis-plás, si preferís el término técnico.
Pero no sólo eso: la variedad de complementos decorativos de pared no hace más que aumentar, incluyendo apliques en tres dimensiones, cuadros de técnica mixta, grandes óleos pintados a mano, preciosos espejos llenos de fantasía y grandes relojes estilo vintage, industrial o urbano.
Así es como son y como cambian las cosas de casa hoy en día. Hechas de manera sencilla, decorativa y pret-a-porter, para tener nuestras casas más bonitas que un San Luis.
¡Aprovechemos que vivimos en la Edad de Oro de la decoración! (Lo sentimos, abuelos; en la próxima vida os tocará a vosotros).