Se supone que las cosas de casa y los complementos de decoración no tienen estaciones, del mismo modo que se supone que los ángeles no tienen sexo (aunque nadie ha vuelto del cielo para confirmarlo).
Sin embargo, sí que podemos señalar con el dedo (no acusador, sino decorador) a algunas piezas de nuestra decoración que son especialmente indicadas para el verano, bien porque nos hacen más llevaderos los calores, o porque nos ayudan a decorar mejor en esta época del año.
Es que el verano es una temporada que a veces llevamos bien y otras menos, dependiendo básicamente de la cantidad de calor y cuñados que nos hayan tocado en suerte.
Y porque necesitamos cosas frescas y útiles para el verano, vamos con unos trucos para mejorar nuestra decoración de la forma más fácil:
5 cosas de casa con un perfil muy veraniego
1. Alfombras sin pelo
A los calvos no hace falta explicárselo: en verano, sin pelo, mucho más frescos. Que rabien los melenudos. Pues lo mismo les pasa a las alfombras.
Porque esa preciosa alfombra que tanto te costó y que tiene un pelazo que ríete tú de El Puma, te está dando un calor de muerte con sólo mirarla. Y si piensas en pisarla, antes necesitarías varias duchas frías para atreverte a posar tus pies en semejante ecosistema lanudo.
Por eso las alfombras sin pelo son las reinas del verano. Porque se sienten frescas y ligeras, como si estuvieran bailando El lago de los cisnes en tu suelo, gráciles y alegres como gacela que escapa de un guepardo.
Si hablamos de alfombras sin pelo, las alfombras de bambú y las alfombras de vinilo son las que marcan la pauta: son alfombras que se sienten naturales, gustosas al pisado, higiénicas, resistentes y muy fáciles de limpiar.
Porque en verano no queremos pasar el aspirador a cada momento, que hace mucho calor.
2. Multiusos para sofá
No, no te vamos a decir que los sofás de cuero hayan sido una mala idea, como aquél día que le dejaste un rotulador permanente al niño en el museo.
Sí, tienen mucha clase y molan, pero mejor sentarse en ellos en un igloo o por lo menos esperar a que llegue una ola de frío. Porque en una noche de verano sentarse y hacer cuerpo con ellos es todo uno. Y luego no te quitan ni con espátula.
Lo mismo pasa con esos sofás con tapizados gruesos que en invierno nos hacen arroparnos gustosamente contra ellos, pero que en verano se convierten en una sauna, y sin necesidad de viajar a Finlandia.
Para eso nada mejor que un cobertor de algodón 100%: una colcha multiusos que te ayudará a colocar un aislante entre ese caluroso sofá que pretende asesinarte y el mecanismo termodinámico de tu organismo.
No se lo agradezcas, ellos son así.
3. Cortinas de hilos para puertas
Aunque las cortinas suelen ser para las ventanas, en ocasiones son las puertas las que reclaman sus cortinas. Y en siendo así, nada como las cortinas de hilos, de flecos o de tiras, como las queráis llamar.
Las cortinas de hilos son una de las cosas de casa más típicas del verano. Es ver una puerta con una cortina de hilos y ya sientes el fescor, así, sin más, como un reflejo pavloviano, pero en cortina.
Vienen siendo como si les pusieras un biniki a tus puertas: esto es, que con la mínima expresión consiguen el máximo resultado.
Dejan pasar la luz, pero la filtran y la atemperan. Dejan pasar el aire, pero sólo para que apreciemos lo suave y agradable de las brisitas.
Y sobre todo, no dejan pasar las moscas y demás bichos alados. No encontrarás un guardia de fronteras más tajante: si tienes alas, no pasas. Y con sus colores vivos nos alegran el verano.
4. Sábanas frescas
Sí; ya sabemos que dormimos entre sábanas todo el año (a no ser que seas un faquir, en cuyo caso te compras las sábanas en una ferretería). Pero en verano las sábanas cobran una importancia especial.
Porque en verano, con los calores, empezamos la operación “edredón fuera”. Después la operación “manta fuera”, luego la “colcha fuera” y finalmente nos quedamos a solas con nosotros mismos y las sábanas.
Y ya sabemos, en las distancias cortas es donde una sábana se la juega. Por eso, porque en verano las estás viendo todo el día (mejor dicho, toda la noche), es importante tener sábanas bonitas y frescas.
Y ya si eso en invierno las vuelves a tapar con las colchas y mantas.
5. Cojines frescos sin pelo
Igual que tenemos guardarropas separados de verano e invierno nuestro textil de hogar también debería tenerlo.
Porque hay cojines que en los calores del verano te están diciendo: ¡no te me acerques! ¡Ni me mires! Y que cuando te acercas a ellos empiezas a sentir desde varios metros antes las irradiaciones de calor, y de repente te sientes como si tú fueras Supermán y el cojín fuera kriptonita.
Por eso cojines como esta serie tropical, con tela lisa, sin pelo, de tacto casi rústico como de lino y estampado lleno de luz y color están tan indicados para el verano que debería recetarlo el farmacéutico.
Su tono crudo de fondo acentúa aún más su carácter natural y su estampado lleno de vegetación es tan fresco que hasta dudamos si no hacen la fotosíntesis.
Aunque con estos truquitos y otros similares no hayamos conseguido pasar un verano como el de un jeque árabe, pero por lo menos habremos mejorado nuestra decoración y sofocado algunos calores.