Los espejos y la decoración son una pareja de baile inseparable en nuestros hogares.
Pero decorar con espejos no ha sido una constante desde siempre: no es en absoluto una costumbre tan antigua como podamos suponer.
Sencillamente, porque en la antigüedad los espejos apenas existían. De hecho cuando Luis XIV creó en Versalles el Salón de los Espejos, causó sensación precisamente porque en aquél entonces los espejos eran artículos de lujo carísimos y escasísimos.
Espejos, historia y decoración
Y tal vez por su carácter raro y lujoso, los espejos han sido siempre importantísimos en la historia.
Podemos imaginarnos a Luis XVI empolvándose la peluca ante el espejo, mientras María Antonieta se probaba los collares sobre ese cuello que le iban a cortar. La pobre.
También ha habido espejos liantes y entrometidos que incluso hablaban, como el de la Bruja de Blancanieves.
Los hubo que dejaron de ser sólidos y se podía pasar a través, como el que Alicia utilizó para descubrír el País de las Maravillas, con sus conejos, sombrereros locos y reinas de corazones con ganas de cortar cabezas (qué obsesión con lo de las cabezas, por cierto).
Y también tenemos al pobre Conde Drácula, que por más que lo intenta, no consigue verse en ningún espejo.
Lo cierto es que en la actualidad somos unos privilegiados, porque la mayor parte de los seres humanos que han poblado este planeta no han podido ver su imagen reflejada en un espejo, sencillamente porque no existían.
Lo más parecido era la superficie de un río, cuando lo había. Y tal vez por eso, por su escasez ancestral hoy les damos tanto valor y los utilizamos con profusión para decorar y embellecer nuestras casas.
La importancia de los espejos en la decoración
Y ahí es donde apreciamos la importancia de un buen espejo en la decoración.
Paradójicamente, a medida que los espejos se fueron popularizando y fueron invadiendo todos los ámbitos y espacios tanto dentro de las casas como en sitios públicos, en la decoración de interiores han ido perdiendo su función principal (es decir, la de mirarse) para ocupar una función de estilismo y decoración, en la que lo de menos es verse reflejado.
Les pasa como a los relojes de pared: lo de menos es saber la hora, que la tenemos en la muñeca, en el móvil y hasta en el microondas, y los usamos para decorar. Pues igual con los espejos.
Y eso significa que para decorar las paredes con espejos contamos de muchos tipos. Por ejemplo, con piezas llenas de fantasía, de luna pequeña y marco extra grande para crear diseños espectaculares.
Y es que no hay nada mejor que la fantasía para decorar. La fantasía consiste en que haces un Big Bang y 14.000 millones de años después te encuentras de repente con cosas fantásticas como los ornitorrincos, Paquirrín y estos espejos de fantasía.
Los espejos de marco grande y luna pequeña son piezas más decorativas que prácticas, cuya ventaja es que existen en multitud de estilos y colores que nos permitirán escoger el tipo y modelo que más nos encaja con nuestra decoración.
Pero también tenemos espejos con mayor superficie de luna y marcos más contenidos, que nos servirán para mirarnos con mayor comodidad y ayudarán a agrandar los espacios y a mejorar la luminosidad de los ambientes.
Agranda el espacio y aumenta la luz
Por eso es imporante entender el uso o necesidad que tenemos en cada caso para elegir el espejo adecuado. Porque cada cosa es para lo que es: no te compras un disco de Iron Maiden para escucharlo a bajo volumen.
Y este es un truco muy viejo, pero sigue siendo tan efectivo como el primer día: en los lugares más oscuros y angostos, los espejos hacen los ambientes más grandes y mejor iluminados.
Es la manera más barata de aumentar los metros cuadrados percibidos de nuestra casa, sin necesidad de hacer obras.
No solo de decoración viven los espejos: también los tenemos utilitarios y prácticos como los espejos de cuerpo entero para vestidores y habitaciones, tanto para colocar en el suelo como para pegar en la pared.
Y a pesar de estar pensados desde un punto de vista práctico también cuidan el diseño y la decoración.
Otro lugar en el que los espejos son imprescindibles, hasta el extremo de que no podríamos vivir sin ellos, es el cuarto de baño.
Allí los espejos portátiles, de tocador y de doble cara con aumento reinan y complementan al espejo principal del baño. Desgraciadamente, aún no han inventado los que hablen y nos confirmen lo que ya sabemos, es decir, quiénes somos las más bellas.
Pero todo se andará.
En resumen, los espejos en la decoración son un importante recurso para vestir las paredes de modo que les aportes luz, diseño y fantasía. Utilízalos sabiamente para conseguir ambientes más alegres y luminosos.