Desde que hace dos mil años en algún lugar de China se inventó el papel, alguien pensó en lo bonito que sería dibujarlo y colocarlo en las paredes. Acababa de nacer el papel pintado.
Porque aunque no os lo creáis los papeles pintados son tan antiguos que existen desde antes que Arguiñano comenzara su programa de televisión.

Llevan siglos presentes en la decoración de interiores y desde que se popularizaron en Europa hace unos tres siglos como novedad llegada de Oriente, los papeles pintados han formado parte constante del revestimento de las paredes.
Bien es cierto que a veces con más intensidad y otras con menos, pero siempre han estado ahí; por eso no es de extrañar que los papeles pintados vuelvan ahora con más fuerza que nunca, porque realmente, nunca se habían ido.
Papeles pintados, algo más que una decoración de pared
Decir que el papel pintado es una simple decoración de pared es como decir que una paella no es más que un poco de arroz con langostinos. Técnicamente es correcto, pero como definición es completamente insuficiente.
Porque los papeles pintados son proyectos decorativos ambiciosos y de largo alcance. Son obras de arte por sí mismos y suponen una combinación de elementos que hará única a tu pared.
Es un pasaporte a la fantasía que te da el poder de jugar con tus paredes como lo haría Miguel Ángel en la Capilla Sixtina: teniendo carta blanca para crear un espacio nuevo, tridimensional y sin limitaciones.
El papel pintado, remedio contra el 'horror vacui' de la decoración
La naturaleza tiene horror vacui, esa innata e invencible resistencia al vacío, que trata de rellenar de todas las formas posibles.
La especie humana ha heredado ese miedo de enfrentarnos al vacío que sufrimos por ejemplo cuando nos quedamos sin datos en el móvil o buscamos signos de inteligencia en los platós de televisión.

Y del mismo modo nuestras paredes tenían que sentir también el horror vacui cuando se ven languidecientes y vacías de ornamentación.
Por eso el papel pintado y sus primos hermanos los fotomurales hacen de remedio perfecto contra el horror vacui en la decoración de paredes, ofreciendo un recurso inifinito para colocar tus paredes y tu decoración a pleno rendimiento.
Porque decoran y revisten hasta el último centímetro, llenando de textura y de significado todo el campo visual, eliminando de un solo golpe superficies vacías y sin contenido.
Por qué necesitas un papel pintado
Y seguramente estarás pensando… ¿Y realmente necesito un papel pintado? Bueno; seguramente tampoco pensabas que necesitabas un móvil hasta que tuviste uno en la mano… y el resto es historia.
Tu decoración podría vivir sin papel pintado del mismo modo que también podríamos vivir sin ver series de Netflix o sin mojar pan en la yema del huevo frito. Pero sería una pena.
Porque el papel pintado te permite multiplicar las posibilidades de decoración de una casa o de una habitación de manera exponencial.
Te da recursos que antes no tenías, nuevas posiblidades para explorar ideas y líneas de decoración que no se te habían pasado por la cabeza y que pueden cambiar completamente (y para mejor) la decoración de tu casa.

Las claves del papel pintado: un gran cambio con muy poco
La principal característica del papel pintado es que nos ofrece un gran cambio estético con muy poco gasto y esfuerzo. Esto lo convierte en un recurso muy agradecido, debido al alto impacto visual y decorativo que conseguimos por metro cuadrado.
Y es que pocos elementos de la decoración de nuestra casa tienen la importancia de las paredes, porque su gran superficie las convierte en protagonistas.
El problema es que habitualmente son protagonistas por omisión, mientras que con los papeles pintados pueden convertirse en protagonistas por acción, si sabemos elegir sabiamente el modelo y revestir las paredes en el punto justo, sin pasarnos.

El relleno de patrón continuo
Los papeles pintados se basan en un patrón que se repite cada cierto tiempo para crear un conjunto tan grande o pequeño como necesitemos.

Antiguamente los patrones eran muy cortos, regulares y definidos, de manera que daban poco juego a la hora de encontrar variedad de texturas y apariencias cuando se aplicaban en superficies grandes.
Sin embargo, con los diseños actuales encontramos patrones de ciclo largo, es decir, papeles que están basados en patrones muy extensos que pueden cubrir una pared entera sin que parezca que haya nada que se repita, creando un universo de textura y variedad apabullantes.
Colocación rápida y sin cuadres
Además de la ventaja de la variedad y amenidad, esto tiene otra ventaja fundamental: que a la hora de la colocación estos patrones largos e irregulares permiten que no tengas que romperte la cabeza para alinear cada tira con la anterior, porque están diseñados para encajar a la perfección aunque los coloques de manera aleatoria.
Es más: su propia irregularidad es lo que propicia que el efecto sea tan espontáneo y vivo.

Diferencia entre papel pintado y fotomural de pared
Esto nos lleva a explicar la diferencia entre fotomurales y papeles pintados, que comparten el mismo principio: el de ser lienzos de tamaño natural para tus paredes.
Los fotomurales, de los que ya hemos hablado en este blog, son diseños realizados con un gran dibujo, fotografía o imagen que forma una unidad y está pensada para colocarse tal cual, escalando el diseño al tamaño de la pared.
Por el contrario, los papeles pintados constan de un patrón texturado que no necesita una superficie definida en cuanto a tamaño o extensión, ya que tanto se pueden aplicar en superficies grandes, pequeñas, anchas, estrechas o irregulares.
Por tanto, los papeles pintados dan más juego en cuanto a la versatilidad, aunque los fotomurales pueden conseguir efectos impactantes con diseños o fotografías que los papeles pintados no pueden conseguir.
El efecto trampantojo de los papeles pintados
El tramapantojo o trompe d’oeil es tan antiguo como el arte, y es una técnica que busca engañar al ojo humano haciéndole creer que ve lo que no existe realmente.
Es como cuando paseando por la ciudad vemos la medianera ciega de un edificio sobre la que se han pintado ventanas con todo el detalle, haciéndonos creer que hay una fachada donde no la hay.

El papel pintado consigue ese efecto, con mayor o menor amplitud dependiendo del modelo que empleemos. Estos trampantojos contribuyen a crear una ilusión de tridimensionalidad, ampliando el espacio percibido y agrandando visualmente los espacios.
¿Y cómo lo pongo? ¿En paredes o a habitación completa?
Cogerle el punto a revestir paredes con papel pintado es como cogerle el punto al embrague: si aplicamos poco la cosa no arranca y con demasiada presión el resultado puede ser desastroso.
Por eso la gran clave de los papeles pintados consiste en aplicarlos en el punto justo. Antiguamente era muy habitual aplicar el papel pintado en grandes superficies, a modo de sustituto de la pintura a gran escala.

Pero hoy en día la tendencia es a buscar zonas más estudiadas donde aplicarlo, que pueden ser más amplias o más pequeñas, buscando sobre todo la ruptura de la continuidad visual.
Por ejemplo, en locales o sitios públicos podemos estudiar la aplicación de papeles pintados en determinados tabiques elegidos en función del paso de gente y de su impacto visual, buscando el contraste con el color de la pared.
En casa puede haber determinadas habitaciones que precisen un empapelado completo, pero muchas veces mejoraremos nuestra decoración seleccionando paredes específicas que queramos hacer resaltar.
O por ejemplo, podemos empapelar uno de los lados del pasillo, en función de cuál sea la pared que recibe más luz.

O podemos combinar varios trechos diferentes de pared con el mismo papel, creando una continuidad discontinua, si nos permitís la contradicción de los términos. En cualquier caso la versatilidad está en el ADN del papel pintado
Estilos y ambientes para todos los gustos
Todo lo anterior va en función de cómo sea tu decoración o del estilo que te guste, porque hoy en día hay papeles pintados para todos los gustos y los ambientes.
Tanto da que tu decoración sea vintage, rústica, romántica, moderna, minimalista, urbana, industrial o ecléctica: seguro que hay un papel pintado para que te encaja como anillo al dedo.
Hay texturas que imitan a la perfección la madera o el cemento, permitiéndonos recrear en nuestras propias casas el interior de una cabaña de troncos o un loft industrial revestido de cemento en bruto.
Hay patrones infantiles, de estilo romántico, con flores, con formas geométricas o de mil maneras más. Ya te decíamos que el límite es la imaginación, y no tengas miedo en apostar por un diseño aunque lo veas atrevido: seguro que el efecto una vez puesto es espectacular.
Fabricación y materiales de los papeles pintados
Estamos hablando de papel pintado, pero realmente deberíamos decir ‘tela pintada’. Porque para que un papel pintado sea de calidad y pueda durar muchos años decorando nuestras paredes debemos exigir que esté fabricado con tela del tipo ‘notejido’ o ‘nonwowen’, por su nombre en inglés.

Este tipo de tejidos se pueden hacer tan finos como un papel (un grosor de 120 g/m² es perfecto) y se consigue no con un trenzado de telar, sino con la superposición de fibras que no van trenzadas entre sí sino engomadas (de ahí lo de llamar a este tipo de tejidos “notejido”).
La ventaja de estos tejidos es que son firmes y porosos y permiten que la pared respire, es decir, que no se interrumpa el ciclo natural de cualquier pared de absorber y desprender de manera natural la humedad del ambiente.
Sólo las mejores tintas impresas en alta resolución
Debemos también asegurarnos de que las tintas empleadas en la estampación de la tela son ecológicas y respetuosas con el medio ambiente. Igualmente deben ser inodoras, de modo que las podamos colocar en cualquier lugar de modo que el único aroma que desprendan sea el de la buena decoración.
Deben poderse mojar sin estropearse y sobre todo y más importante, deben mantener sus colores permanentes y vivos indefinidamente, incluso bajo el sol directo. Esto solo se consigue con papeles de calidad impresos con medios digitales de última generación.
Colocación de papel pintado: consejos y herramientas
Lo mejor del papel pintado y de los fotomurales es que te va a dar un rato entretenido para colocarlo. Es muy fácil, aunque se hace mejor si desde el principio se tienen en cuenta algunos trucos, que solo da la experiencia.
Herramientas: necesitaremos cola para papel, un cepillo, un cúter, un rodillo, cinta de pintor y una regla.
También ayuda tener ganas de decorar y un poco de buen humor.
La pared ha de estar limpia y seca, y si tiene huecos o imperfecciones conviene arreglarlos antes con Aguaplast o similar y lija.
Primero medimos marcamos en la pared el lugar donde va la primera tira. Antes habremos abierto el rollo y lo habremos cortado. Consejo: no cortes todas las tiras de entrada; mejor ir cortando según se colocan, lo cual nos da margen para rectificar.
Luego aplicamos la cola en la pared (NO en el papel), en la superficie de la tira que vayamos a colocar. La cola puede dejar marca en la pared, por eso es importante utilizar la cinta de pintor para delimitar.
Alineamos y colocamos la primera tira (siempre es mejor entre dos personas, y además hay unas risas aseguradas). Es conveniente dejar unos centímetros por arriba, que después cortaremos con un cúter.
Vamos colocando de arriba a abajo, alineando y alisando con el cepillo, eliminando las burbujas. Si a pesar de nuestros esfuerzos observamos que ha quedado alguna burbuja se puede pinchar con un alfiler y volver a pasar el cepillo por encima.
Colocamos la siguiente tira (si es un fotomural es necesario alinear el dibujo de manera exacta, y si es un papel pintado simplemente completaremos la textura tal como caiga).
Y así con las demás tiras y hasta el final. Como los rollos son de 50 cm de ancho son muy manejables. Cuando esté acabado ya podemos cortar los sobrantes de papel, revisar y admirar el aspecto de nuestra nueva pared.
