¿Para qué sirve una alfombra? 5 cosas que no sabías que hacen por tu decoración

¿Para qué sirve una alfombra? A primera vista parece una pregunta absurda, pero, créenos, no lo es. De hecho en este blog hablamos mucho de alfombras, de sus tipos y peculiaridades, pero se nos había pasado por alto lo básico: su razón de ser, su motivo para existir. 

Es decir, ¿para qué sirve realmente una alfombra?

Es como preguntar ¿para qué sirve un coche? “Para ir a la compra y a ver a mi suegra” dirás. Pues no. Porque aquél anuncio nos enseñó que también sirve para sacar el brazo por la ventanilla mientras nos acaricia la brisa. Por ejemplo.

Una alfombra es algo más que un tejido cuadrado o redondo que colocamos en el suelo para no pisar el pavimento. Es un utensilio de decoración, siempre que no se mosquee porque le llamemos utensilio.

Alfombra vinílica al corte

Aún más: es un instrumento de expresión, es un lienzo que colocamos en el suelo, pero no por eso es menos importante que los que colocamos en las paredes.

No debemos colocar una alfombra por inercia, solo porque “en el suelo van las alfombras”, del mismo modo que cuando pintamos el cielo le colocamos pájaros, aunque no sea la época migratoria.

Los poderes desconocidos de las alfombras

Pero no te preocupes, porque muchas de las cosas que las alfombras pueden hacer por tu decoración se van aprendiendo de la experiencia. Como aquél escritor que cultivaba el género del ensayo, más concretamente, el tipo ensayo y error.

Por eso te vamos a explicar 5 cosas que hacen las alfombras por tu decoración, y que las hacen, parafraseando la canción “Aunque tú no lo sepas”.

Y es importante conocerlas porque tomar el control sobre esas decisiones puede mejorar tu decoración en 68,73%. Aproximadamente.

Ahora en serio, esto son las 5 cosas para las que sirven las alfombras. (¡Ah! Y además de todo esto que te vamos a contar, también decoran).


1.

Las alfombras separan las zonas y definen los espacios

Alfombra lisa beige

Nunca prestamos suficiente atención a la capacidad divisoria y definitoria de las alfombras. Cuando proyectamos un espacio, ya sea un salón, habitación o cualquier otro, solemos utilizar los muebles, o incluso los tabiques, como elementos divisorios de los ambientes.

Habitualmente dividimos las zonas con sofás, con mesas, con estanterías o con aparadores y luego colocamos las alfombras en los huecos sobrantes.

Craso error. Porque las alfombras son extraordinarios definidores de espacios. De hecho, hasta la ONU debería llamarlas para poner orden en zonas de conflicto.

Por ejemplo: en los ambientes amplios como los salones-comedor las alfombras deben ser las auténticas delimitadoras de zonas y divisoras de espacios.

Porque las alfombras, como los animales salvajes que vemos en los documentales, tienen vocación de dominio territorial y marcan celosamente el territorio, eso sí, sin necesidad de hacer pipí por las esquinas (gracias a Dios).

Alfombra vinílica redonda
Alfombra redonda con pelo

Usa las alfombras para definir dónde termina la zona de influencia del comedor y dónde comienza la del salón y verás como la estancia se define y se delimita por sí sola. Añade los muebles y la estancia fluirá más que tu karma después de una sesión zen.

Por ejemplo, en un estudio una alfombra redonda para la silla definirá el perímetro de influencia de la zona de trabajo. En los dormitorios compartidos, la alfombra de cada cama marcaría el límite de cada cual, con la zona intermedia haciendo de ‘zona desmilitarizada’.

Las alfombras redondas son excelentes delimitadoras de pequeñas zonas, rincones especiales y lugares con encanto especial dentro de la casa. Y son imprescindibles para mesas redondas de comedor.

Y así, ad infinitum.


2.

Las alfombras dirigen la vista y señalan el camino

Alfombra a medida lisa

Como continuación del punto anterior, aunque la alfombra hace el trabajo sucio, que para eso está en el suelo –es un trabajo duro, pero alguien tiene que hacerlo– las alfombras también dirigen la vista y señalan el camino.

Y esto tiene una gran influencia en el espacio percibido e incluso en el tamaño aparente de las habitaciones.

Por ejemplo, citamos un caso real de un salón amplio y algo alargado en el que el decorador había dispuesto dos sofás en L en el centro del rectángulo, con una alfombra rectangular transversal al espacio para crear un sitio de estar separado del resto, que se pretendía diáfano y espacioso.

Aunque todo estaba muy bonito, algo fallaba. Tras varias pruebas y muchos cambios, bastó con colocar la alfombra longitudinal en lugar de transversal para que de repente, como por ensalmo, la habitación cambiara radicalmente y el salón aumentara su espacio percibido en varios metros cuadrados.

Además, la vista se veía atraída como por un imán al espacio que había liberado el cambio de orientación y este espacio libre hacía de nexo de unión entre las varias zonas del salón. Un ejemplo del gran poder de las alfombras como directoras visuales.

Alfombra lisa suave
Alfombra estampada y llamativa

Los pasillos son otro ejemplo excelente de cómo las alfombras dirigen la vista. Puede resultar obvio en un pasillo, que todo él es un distribuidor de espacio, pero las alfombras refuerzan esta característica y dependiendo de su textura, tamaño y color contribuyen a hacerlo más o menos largo o luminoso.


3.

Las alfombras ordenan los ambientes

La inevitable conclusión de los puntos anteriores es que las alfombras sirven para ordenar los ambientes, haciendo que reine la armonía donde antes había caos. Ya podrían aprender en el Parlamento.

La delimitación de las zonas y el ‘encaminamiento’ visual que consiguen las alfombras nos ha de servir para conseguir un contexto ordenado, en el que los espacios se sucedan de manera natural, consiguiendo sin esfuerzo la primera máxima del orden: hacer que todo parezca natural, como si el orden exquisito que hemos conseguido se hubiera hecho solo, sin que nadie se haya ocupado.

Alfombra a medida gris

Es parecido a cuando pasamos un montón de tiempo arreglándonos para dar la impresión de que nos acabamos de levantar y duchar.

El efecto de ordenación de los espacios decorativos que tienen las alfombras tiene mucho que ver con los colores y texturas.

De hecho ahí radica su principal poder, no tanto en los colores en sí como en la combinación que hagamos de ellos, tanto por oposición –para que destaquen por contraste– como por conjuntar, para que armonicen colores o texturas similares, como vamos a ver a continuación.


4.

Las alfombras regulan la temperatura del color

Alfombra vinílica tropical

No es que tengan vocación de semáforos, pero las alfombras regulan la decoración por el color. Incluso podríamos decir que es su principal característica y la que más podemos aprovechar para efectuar grandes cambios con muy poco esfuerzo.

En primer lugar tenemos la dicotomía liso/estampado. Esta decisión nunca se debe tomar con la alfombra sola, sino en función del resto de la decoración.

Por ejemplo, un sofá liso puede admitir una alfombra estampada, pero un sofá estampado seguramente se va a pelear con una alfombra con dibujos.

El tejido liso o estampado de la alfombra debe verse en conjunto con el ambiente en general, sofás y cortinas, pero no es el elemento menos importante, sino por el contrario el que puede resultar dominante e ‘influencer’ sobre los demás.

Afombra tropical polipropileno
Alfombra de chenilla blanca

Igualmente el tono regula la temperatura del color, y no hay elemento más poderoso que una alfombra para volver cálida una habitación de color frío y viceversa. Una alfombra lisa y clara por ejemplo puede moderar una decoración de colores intensos con estampados.

Y al contrario, una decoración que nos haya quedado tibia y poco emocionante se puede ver revitalizada por una alfombra de color vivo o fuerte estampado, que vitamine el conjunto y le aporte el 100% de la CDCR (cantidad diaria de color recomendado) por la OMS.


5.

Las alfombras crean texturas y definen estilos

Alfombra de viscosa

Hemos hablado del color y estampado, pero la textura es, después de eso, lo más importante en una alfombra. La influencia de la textura no solo es estética, sino que también tiene efectos en la temperatura atmosférica (una alfombra de pelo es más calurosa que una lisa o sintética, por ejemplo).

Las texturas sintéticas, vinílicas, de polipropileno y materiales modernos, de estilo liso y actual armonizan bien con decoraciones urbanas, modernas, nórdicas y contemporáneas, aportando un estilo sobrio y práctico.

Las texturas naturales, de fibras, con pelo grueso o largo por el contrario, aportan más calidez que se verá recompensada en ambientes más románticos, clásicos y eclécticos.

Alfombra clásica estilo oriental
Alfombra moderna chenilla

Con la textura estarás definiendo gran parte del estilo de tu decoración, y en eso el ojo y la mente humanas no son fáciles de engañar.

Si aciertas en la textura tu decoración tendrá una unidad que la reforzará en un círculo virtuoso o efecto dominó, pero si la textura no encaja bien tendrás algo así como un puzzle con piezas de dos cajas distintas.