Si tienes mascotas o animales de compañía ya te habrás dado cuenta de que hay determinadas cosas en tu casa con las que has de tener un cuidado especial. Los muebles, por ejemplo, los sofás y sillones, pero sobre todo… las alfombras para mascotas.
Porque no cualquier alfombra vale para cualquier mascota, y no cualquier mascota vale para cualquier alfombra.
Primero hay que definir qué entendemos por mascota, y no; no aceptamos pulpo como animal de compañía. Nos gusta mucho el pulpo, pero no en el salón haciendo monerías, sino con pimentón y aceite de oliva, encima de la mesa.
Tampoco te recomendamos los cocodrilos (es un poco arriesgado limpiarles los dientes) ni los osos que no sean de peluche. Respecto a los pájaros, vale, pero nunca nos van a pisar la alfombra, así que vamos a hablar específicamente de las mejores alfombras para perros y gatos.
Tampoco es que a tu mascota le importe mucho qué alfombra le pones: va a intentar destrozarla sea cuál sea, pero tampoco se fijará mucho.
Los perros seguirán a lo suyo, que es alegrarse sin motivo cada vez que te ven y perseguirse el rabo, y los gatos a mirarte como si intentaran hipnotizarte y a hacer vídeos de YouTube.
Pero a ti sí que te importa qué alfombra tienes cuando tienes mascotas, por dos motivos principales:
- para que no te la estropeen y
- para que la limpieza y el mantenimiento te den el menor trabajo posible.
Vamos a examinar algunos aspectos básicos de cómo debería ser la alfombra para mascotas perfecta.
¡Ah! Y no olvides que sea cual sea el tipo de alfombra que elijas, una alfombra a medida es la mejor opción para cuando no encuentras la alfombra hecha adecuada.
Alfombras para mascotas: con pelo vs sin pelo
Una de las cosas que los propietarios de perros y gatos nos repiten constantemente cuando buscan una alfombra es la cantidad de pelo que sueltan las mascotas. Tanto, que serían la envidia de un calvo.
Por lo tanto, esto nos despeja la primera incógnita de la ecuación: una buena alfombra para mascotas no debe tener pelo, o al menos pelo largo. Que el pelo ya lo ponen ellos, y en grandes cantidades.
Añadir pelo de mascota al pelo de una alfombra es una redundancia, como añadir azúcar a un flan de leche condensada con nata. Un exceso.
Además, las alfombras de pelo largo, si no se limpian muy frecuente y escrupulosamente, son capaces de albergar en lo más recóndito de sus trenzados ecosistemas que ríete tú de los documentales del National Geographic.
Así que, mandamiento número uno para una alfombra para mascotas: mejor alfombras lisas, sin pelo, o de pelo corto.
Por tanto, las principales alfombras lisas para mascotas podrían ser de bambú, de vinilo o de polipropileno: tejidos lisos, sin relieves ni oquedades en los que el pelo no tenga oportunidades de esconderse.
La resistencia, clave para las alfombras para mascotas
Las mascotas tienen dientes y uñas. Y lo malo es que los usan. Ya lo sabrán tus muebles, por ejemplo.
Y las alfombras para mascotas tienen un problema añadido: al ser de material textil, no de madera o metal, son más frágiles y por tanto presa más fácil de los apéndices de nuestros perros y gatos.
Por supuesto, toda alfombra delicada debe ser puesta en duda cuando tengamos mascotas, o por lo menos restringirse a lugares de la casa que nuestros queridos bichitos no frecuentan.
No te recomendaríamos alfombras de seda, lana o yute, no solo por lo delicadas, sino por lo fácil que es enganchar las fibras con las uñas o los dientes. Y ya sabemos que en cuanto a rascar y enganchar, todo es empezar.
¡Ah! Y por el mismo motivo, es bueno evitar todas aquellas alfombras que presenten pompones, flecos, hilos sueltos o adornos de este tipo.
Aunque nadie mejor que el dueño para evaluar el carácter del perro o gato y así saber de manera más precisa el grado de delicadeza que podemos arriesgar para nuestra alfombra para mascotas.
Por lo tanto, las alfombras para mascotas deben estar confeccionadas con materiales fuertes y duraderos, principalmente sintéticos, vinílicos, plásticos o de polipropileno, capaces de resistir la abrasión, los enganches y el uso continuado.
Sin duda, las alfombras vinílicas son las más resistentes, seguidas de las alfombras de polipropileno, las alfombras de PVC o incluso plásticas. Las de bambú no son tan resistentes, pero sí muy prácticas y económicas, de modo que no duele reemplazarlas cuando toca.
La facilidad de limpieza de alfombras para mascotas
Ya sabemos que una alfombra para mascotas no debe tener pelo, que debe ser de material resistente, pero nos falta la principal pata para el banco: que se pueda limpiar con toda facilidad.
Las mascotas plantean varios retos para las alfombras. En primer lugar, por limpia y educada que sea una mascota (y la mayoría lo son, y mucho) no debemos olvidar que nunca tendrán el cuidado que ponemos nosotros con el mobiliario y alfombras.
Eso significa que van a transmitir más suciedad al suelo, que se van a tumbar o a revolcar después de llegar de la calle, y ya no te cuento si está lloviendo o han pasado por lugares sucios o embarrados.
Así que el problema no está en que no manchen, que lo van a hacer, sino en cómo limpiar de la manera más rápida y fácil posible.
Por eso, si tus alfombras para mascotas tienen limpiezas difíciles que te hacen que cada vez que se ensucien las tengas que enviar a la tintorería, lo mejor es que cambies (de alfombra, no de mascota).
También hay que pensar que aunque tu mascota esté bien educada a la hora de hacer sus cositas, el riesgo de que “le salgan” siempre está ahí: por eso es bueno tener una alfombra que llegado el caso soporte la contingencia sin inmutarse.
La limpieza ideal de una alfombra para mascotas debería hacerse con aspirador, y cuando no sea suficiente, con un paño húmedo o, lo mejor de todo, con fregona.
Como ya hemos establecido que una alfombra para mascotas debe ser lisa, si además se puede limpiar de esta forma tendremos una alfombra que estará en perfecto estado de revista en un periquete (o en un plis-plás, que no sabemos cuál de las dos cosas es más rápida).
En cuanto a los tipos de alfombra, para la facilidad de limpieza preferiremos cualquier alfombra que se le pueda pasar un paño húmedo o llegado el caso hasta una fregona. Las alfombras vinílicas son las reinas de esta categoría, seguidas por las de polipropileno y bambú.
Los colores, otro punto a tener en cuenta
Como una alfombra para mascotas nos va a obligar a un cuidado y mantenimiento más frecuente que cuando no hay mascotas, cualquier cosa que hagamos para ayudar es importante.
Si por ejemplo tu mascota va a estar soltando pelo y tierra del jardín cada vez que entra en casa, es posible que llegues a la conclusión que una alfombra color pardo, o gris, o tierra, va a esconder mejor la suciedad que una alfombra clara, por ejemplo.
O incluso puedes elegir el tono en función del color pelo de tu mascota: así pasaría más inadvertido, como esta de abajo para perros verdes.
¿Y las alfombras para que usen ellas?
Hemos hablado de los condicionamientos de las alfombras que usamos en casa para nuestro disfrute, y cómo debemos orientarlas en función de nuestras mascotas.
Pero, ¿qué pasa con las alfombras que compramos para ellas, es decir, las que colocamos en su rincón para su uso?
Estas alfombras deben cumplir dos requisitos básicos:
- ser cómodas y acogedoras, para que el perro o gato se encuentre como en casa, y
- poder lavarse con frecuencia, en lavadora si es posible.
No hay nada mejor para esto que las alfombras trotonas de algodón y similares. Alfombras acogedoras, duraderas y sobre todo muy económicas, de modo que podremos tener varias para irlas rotando según las lavemos, y que no nos dolerá reponer cuando lleguen al fin de su vida útil.
Conclusión
En resumen, cuando se habla de alfombras para mascotas hay un tipo de alfombra que destaca sobre las demás: la alfombra vinílica. Lisa, fina, resistente y fácil de limpiar.
Las alfombras sintéticas de polipropileno y tejidos similares también son muy indicadas, siempre que las compremos lo más lisas posible.
Otros tipos como alfombras de bambú, de algodón y de poliéster también pueden servirnos, en función del lugar y la mascota en particular.
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