A menudo nos preguntáis cuál es la diferencia entre las alfombras vinílicas y las alfombras de polipropileno.
¿Son lo mismo? ¿Son diferentes? ¿En qué se parecen? ¿En qué se diferencian? ¿Por qué decimos ‘alicates’ si solo es uno?
Bueno, la última pregunta no va realmente de alfombras, pero también tiene su aquél.
Ahora en serio, las alfombras vinílicas y las de polipropileno son parecidas, pero no iguales. Para que nos entendáis, no son tan distintas como una suegra y una madre, pero tampoco tan iguales como un par de gemelos.
Por eso es importante saber cuáles son sus similitudes y sus diferencias, para poder elegir la alfombra adecuada para cada sitio y lugar. Así podremos elegir la alfombra perfecta y dejar el arrepentimiento para el hotel de las vacaciones.
Aunque ya os hemos hablado en este blog ampliamente de alfombras de vinilo y de polipropileno, vamos a enfocarlas ahora desde el punto de vista comparativo.
Lo que tienen en común
Ambos tipos de alfombras tienen en común varias cosas. A saber:
- Son alfombras sintéticas
- Están hechas de PVC o polipropileno
- Son impermeables
- Son muy resistentes
- Y se limpian con agua
Si os fijáis, todo lo que tienen en común tiene que ver con la materia prima con la que está trenzado su tejido, que es el polipropileno o el PVC (policloruro de vinilo), en ambos casos.
Estos son polímeros, materiales sintéticos cuya genealogía vamos a dejar para los estudiosos de la química.
Baste recordar ahora que son materiales que conjuntan varias virtudes que, si cada una por separado ya es muy buena, juntas son la bomba. Como el chocolate y los churros, vamos.
Esas propiedades son la maleabilidad, la impermeabilidad y la resistencia. Lo juntas todo, lo metes en una batidora, y lo que te sale es una alfombra con muchísimas texturas posibles, súper resistente, que se puede mojar y lavar con agua y que te dura más que la saga Star Trek completa.
No es de extrañar que tengan tanto éxito.
Vinilo y polipropileno: en qué se diferencian
Entonces, diréis, ¿en qué diantres se diferencian? No sabemos que significa diantres, pero en qué se diferencian sí que lo sabemos.
Partiendo del mismo material, las principales diferencias son:
- La forma de trenzarse
- La textura y grosor
- La base (goma en vinilo, trama en polipropileno)
- El estilo y apariencia
Alfombras vinilo tejido
Lo que llamamos habitualmente alfombras de vinilo tejido (aunque vinílicas son ambas) es un tipo de alfombra fina, lisa y casi siempre con base de goma.
Estas alfombras tienen una sola capa fina de entre 3 y 4 mm de grosor, de una pieza.
La superficie es trenzada, con una textura fina. Esa capa, que es el anverso de la alfombra, va termosellada (es decir, fundida por calor) con el reverso de goma o caucho.
Es un tipo de alfombra que comenzó utilizándose en lugares y sitios públicos por su gran resistencia al uso intensivo.
Pero se ha ido introduciendo en los hogares al resultar extraordinariamente prácticas y decorativas, según se desarrollaban texturas acogedoras y hogareñas, con amplias gamas de colores.
Alfombras de polipropileno
Aunque comparten materia prima con las alfombras vinílicas, su diferencia principal respecto a éstas es que están trenzadas y confeccionadas como una alfombra convencional de material orgánico y estilo tradicional.
La clave está en la maleabilidad que os decíamos antes. Porque el hilado vinílico se puede hacer muy fino y tejerse de mil y una formas.
Y así se pueden hacer alfombras de polipropileno de pelo, de nudo pequeño, tipo jacquard, y prácticamente cualquier textura o acabado que puedas ver en una alfombra de otro tipo.
De ahí que mucha gente se sorprenda al ver una alfombra de polipropileno al enterarse que es vinílica, porque no lo parece a primera vista, ya que puede parecer de sisal, lana o poliéster. (No en vano se les conoce también como ‘sisal sintético’.
En resumen: una alfombra de polipropileno es una alfombra vinílica que va de incógnito.
Lo cual trae una doble ventaja: el mantenimiento y resistencia de las alfombras vinílicas combinado con las posibilidades decorativas de una alfombra convencional.
¿Para qué y dónde puedo usar cada tipo?
Si analizamos esas virtudes y todo lo anterior, tenemos una definición de alfombra muy precisa, con un perfil que también es común para ambos tipos:
- Alfombras de gran resistencia en el hogar
- Preparadas para uso intensivo en sitios públicos
- En muchos casos, alfombras aptas para exterior
- Alfombras con espíritu práctico y fácil mantenimiento
- Alfombras modernas y muy actuales
Entonces, ¿dónde y para qué uso elijo cada tipo? Veamos.
Vinilo
En el hogar, las alfombras de vinilo propiamente dichas están especialmente indicadas para:
- Salones
- Dormitorios
- En exterior: terrazas, piscinas y jardines
- Cocinas
- Recibidores
- Pasillos
Aunque aún queda quien piensa que son alfombras frías para los salones y dormitorios, las nuevas texturas y colores están convenciendo cada vez a más gente de que son por muchos conceptos excelentes alfombras de salón, especialmente cuando lo que prima es la facilidad de limpieza.
Cuando en el hogar tenemos problemas de alergias o movilidad, las alfombras vinílicas no tienen rival por su finura, que evita tropiezos, y su facilidad de limpieza, incluso con fregona húmeda. ¡No acumulan polvo!
Y si tenemos mascotas, no existen alfombras más resistentes que estas para soportar los encantadores vandalismos de nuestros queridos bichitos peludos. (Aunque recuerda, a prueba de según qué mascotas no existe ninguna alfombra).
En lugares públicos son ideales para despachos, salas de espera, zonas de paso, pasillos… prácticamente para cualquier ubicación.
Polipropileno
Pero si todavía no te has convencido de poner una alfombra vinílica en el salón o en dormitorio, las alfombras de polipropileno te pueden echar una mano en estos lugares:
- Salones y dormitorios
- Pasillos
- Comedor
- Recibidor
- Terraza y jardín (exterior)
Aunque realmente esta lista está de más, porque las alfombras de polipropileno tienen vocación universal de ser alfombras para todo uso.
Decorativas y hogareñas en los cuartos de estar, resistentes en las zonas de paso y acogedoras en la terraza o jardín.
En exterior hay que tener en cuenta que las alfombras de polipropileno, a diferencia de las de vinilo, no son estancas. Sí que son impermeables, es decir, que el agua no penetra en el tejido, pero el agua pasa a través, porque el trenzado es poroso, a diferencia de las vinílicas, que el trenzado está sellado.
Para los sitios públicos las alfombras de polipropileno aportan lo mismo que las vinílicas, aunque no son tan planas ni tan lisas, y en función del trenzado pueden no ser tan sencillas de limpiar como las vinílicas, a las que se le pasa una fregona y punto.
Pero son más cálidas y versátiles, con texturas que imitan a la perfección alfombras acogedoras tipo sisal, y pueden crear ambientes más ricos y variados.
Dónde no debo usar cada una
Hay muy pocos sitios en los que no puedas usar un tipo u otro. La única limitación de las alfombras vinílicas es su aspecto nórdico, a veces austero, en según qué ambientes. (Aunque eso es también una de sus principales virtudes…) Pero no tienen contraindicaciones.
Las alfombras de polipropileno, al estar trenzadas como alfombras convencionales, definirán su uso por su trenzado y apariencia. Las hay de pelo muy corto, las hay completamente lisas, las hay de pelo grueso, etc.
Muchas son aptas para exterior, pero no todas. Y aunque casi todas son de uso intensivo o aguantan el trote mucho más que alfombras similares de otros materiales, hay diferencias de textura que las hace, no más delicadas en cuanto a duración, pero sí más o menos resistentes a marcas, sillas de despacho, etc.
La tienda es tu principal aliada y consejera en caso de duda. ¡Consulta antes de comprar!
Las alfombras vinílicas estancas, no porosas, no son recomendables para suelo radiante de madera, ya que a la larga podrían impedir la «respiración» natural de la madera producto del calentamiento y enfriamiento. Sí que son aptas para suelo radiante en cualquier otro suelo, como baldosa o cerámica.
Cómo se limpian
Ninguna de estas alfombras vinílicas o de polipropileno debería necesitar otra cosa más que agua, y si hace falta, jabón neutro. Las alfombras de superficie lisa aguantan la fregona húmeda perfectamente.
Lógicamente, las alfombras de polipropileno con pelo no son tan fáciles de limpiar al no ser de superficie lisa, pero además del aspirador vale también el paño húmedo.
Si la tienes en exterior (las que sean aptas para ello) las puedes limpiar incluso con la manguera (sin presión, naturalmente). Si la textura es rugosa y no admite la fregona, el paño húmedo o esponja es una solución perfecta.
No utilices productos químicos, que no hacen falta y pueden ser incluso contraproducentes. En caso de manchas cuando antes se actúe mejor. Recuerda que la ventaja de este material es que los líquidos no penetran en el tejido, por eso son tan fáciles de limpiar.