En estos tiempos en los que comemos tanta quinoa y cosas sanas que vamos a vivir doscientos años es especialmente importante tener alfombras resistentes y duraderas.
Por eso cuando compramos una alfombra es necesario tener una idea clara de cuál puede ser su resistencia y duración frente a otras alfombras que consideremos para el lugar. En otra entrada de este blog ya clasificamos las alfombras por su facilidad de limpieza, y ahora vamos a hacerlo por su resistencia.
Claro que lo primero que hay que hacer es establecer una unidad de medida, porque no todas las cosas se miden con el mismo patrón.
Por ejemplo, la historia de las galaxias y planetas se mide en eones o eras geológicas, mientras que la duración de los entrenadores de fútbol se mide en telediarios.
La norma básica con las alfombras es que hasta la alfombra más delicada debería aguantar más que lo que le dura un entrenador a Florentino, pero ya te decimos que difícilmente encontrarás alguna que dure tanto como la Vía Láctea. Más que nada, porque tarde o temprano acaba apareciendo un agujero negro, y ¡zas! sanseacabó.
Pero dejemos la astrofísica y volvamos a los suelos, es decir, a las alfombras resistentes.
Resistencia vs decoración
A la hora de elegir alfombra hay dos parámetros fundamentales que forman una ecuación con dos incógnitas: resistencia frente a decoración.
Tenemos que decidir antes que nada si en el lugar que vamos a colocar la alfombra vamos a dar prioridad a nuestro gusto particular y al impacto de la alfombra en la decoración, o si por el contrario deseamos que sea resistente y fácil de mantener por encima de todo y por consiguiente estamos dispuestos a hacer concesiones estéticas.
Lo ideal es que ambas cosas sean compatibles, y la buena noticia (spoiler) es que sí lo son. Pero incluso aunque seamos exigentes y tengamos que compatibilizar ambos parámetros no es necesario llamar al departamento de ecuaciones integrales de la cátedra de matemática aplicada para resolver el problema.
Reflexionar antes de comprar
Basta con reflexionar y hacerse unas sencillas preguntas:
- ¿En dónde va a estar colocada?
- ¿Cuánto uso y pisada va a tener?
- ¿Va a estar al alcance de niños o mascotas?
- ¿Tendrá algún requerimiento específico (sillas con ruedas, rozamientos, etc)?
- ¿Cómo se reproducen los Minions?
(La última pregunta en realidad no viene a cuento, pero también tiene su miga).
Antes de analizar sentemos una regla de oro:
- No hay alfombra tan delicada que, puesta en el sitio adecuado y con el uso correcto no nos vaya a durar muchos años.
- Y por contra, no hay alfombra tan resistente que sometida a un uso excesivo o indebido no se acabe deteriorando más tarde o más temprano.
Porque si fuera así no habría excelentes y carísimas alfombras delicadas ni sería posible hacerlas durar muchos años. Sencillamente, cualquier alfombra es válida siempre que se adecuemos el uso y cuidados a la resistencia de la alfombra.
Alfombras clasificadas por resistencia: naturales frente a sintéticas
A contunuación vamos a clasificar la resistencia de los tipos de alfombra de menos a más.
Os daréis cuenta que hay una cierta relación, aunque no exacta, entre las alfombras de fibras naturales frente a las de fibras sintéticas, que por lo general, y como veréis, llevan ventaja en este terreno.
Alfombras de seda y Cachemir
Las alfombras naturales más delicadas y por tanto, menos resistentes serían las de seda natural, lana de Cachemir o similares.
Es un tipo de alfombra que nos dará muchas alegrías siempre que la mantengamos alejada del trato duro. Deben estar circunscritas a lugares de poco paso, sin mascotas que retocen y arañen y niños que ensucien y jueguen.
Alfombras de yute y sisal
El yute, sisal y fibras similares son ideales para hacer estupendas alfombras de estilo étnico con un toque rústico e informal. En cuanto a textura y apariencia no tienen rival en su estilo.
Pero hay que admitir que por su propia naturaleza y por el hecho de que sus fibras no son de las más resistentes de la naturaleza, no van a destacar particularmente en este ranking.
Te durarán un tiempo razonable en zonas transitadas, y bien cuidadas las disfrutarás muchos años, pero no las pongas en zonas de paso como vestíbulos o pasillos, a no ser que no te importe cambiarlas con cierta frecuencia, o recoger fibras sueltas a todas horas.
Alfombras de viscosa
A la viscosa se le conoce también como seda artificial, por su tacto sedoso (valga la redundancia), su brillo y apariencia acogedora.
Es una fibra artificial hecha a partir de fibras naturales. Aunque no es tan delicada como la seda natural no son tampoco alfombras para colocar en el paso a la cabaña del equipo de leñadores.
Son alfombras de uso doméstico que sobreentienden que las vas a tratar con cariño, suavidad y delicadeza, a cambio de lo cual te devolverán exactamente lo mismo, durante muchos años. Pero envejecerán más de la cuenta si sufren uso intensivo y nos vemos en la obligación de limpiarlas con frecuencia (no son muy amigas de los líquidos).
Alfombras de chenilla
La técnica jacquard de la chenilla, habitualmente realizada con algodón como hilo principal, da como resultado alfombras muy vistosas y acogedoras de pelo corto.
Aunque puedan presentar un aspecto delicado, que no te engañe su textura: no son tan frágiles. Eso sí, tampoco son alfombras especialmente indicadas para el pasillo o lugares de mucho tránsito, ni para la habitación de los peques.
Úsalas en el salón o el dormitorio de los mayores y tendrás alfombra para muchos años.
Alfombras de poliéster y otros materiales sintéticos
Poliéster, acrílicos, poliamidas, microfibras… este universo de materiales para la confección de alfombras es muy variado como para sacar una conclusión escrita en piedra.
Pero si hablamos de su resistencia aquí encontramos el punto de inflexión en el cual las alfombras sintéticas se comienzan a revelar como netamente más resistentes que las naturales.
La gran mayoría de alfombras de poliéster o acrílico son muy resistentes, trotonas y aceptan gustosas el trato ordinario que recibe una alfombra en los hogares de hoy en día, incluidos los dormitorios infantiles y juveniles y las zonas de paso.
Son alfombras con una estupenda relación de compromiso precio/resistencia.
Alfombras de lana y algodón
En cuanto a resistencia, no todas las alfombras de fibras naturales son iguales…
Las alfombras de lana son por norma general muy duras y resistentes, siempre que tengamos cuidado evitando manchas, ya que aunque su resistencia es grande, no son tan fáciles de limpiar como las alfombras sintéticas.
Las alfombras de algodón, no solamente las más elaboradas tipo chenilla, sino las más populares alfombras multiusos tipo jarapas o farrapos son muy duraderas, amiten lavado tras lavado y son una solución con un compromiso óptimo entre coste y resistencia.
Alfombras de plástico
Muy populares para exterior, estas alfombras están pensadas para el trato duro, aunque su prestancia, especialmente en interiores no es la misma que una alfombra sintética de otro tipo.
Aun así y teniendo en cuenta que la exigencia de la intemperie es mucho más dura que en interiores, las alfombras de plástico nos pueden durar varias temporadas a pleno rendimiento.
Alfombras de bambú
Nuestro podium de alfombras resistentes tendría en el tercer puesto a las alfombras de bambú. Son alfombras naturales, de madera, que tiene una gran resistencia a la presión vertical y al uso intenso.
Por eso se usan no solo para salones, dormitorios y vestíbulos, sino que también son muy buenas como alfombras pasilleras.
Aunque hay que admitir que llega el día en que a pesar de su carácter práctico y trotón se pueden ver algo usadas o desvaídas, o alguna lámina puede haber dicho basta. Entonces es cuando entra en escena su gran virtud: son tan económicas que no duele reemplazarlas, y vuelta a empezar.
Alfombras de polipropileno
En el segundo lugar del podio llegamos a las alfombras de tipo vinílico, en particular a las alfombras de polipropileno. Porque aquí es cuando el término resistencia aplicado a las alfombras comienza a adquirir sentido de verdad.
Las alfombras de polipropileno son todavía (y sorprendentemente) unas grandes desconocidas. Y decimos sorprendentemente porque reúnen lo mejor de los dos mundos.
Con eso queremos decir que son alfombras muy versátiles, capaces de adoptar múltiples estilos, texturas, colores y formas. Con lo que rivalizan con prácticamente cualquier tipo de alfombra natural o sintética que exista en el mercado.
Piensa en cualquier tipo de alfombra y encontrarás alguna alfombra de polipropileno similar en textura, forma o estilo.
Con la ventaja de que, donde otras alfombras son frágiles, delicadas o complicadas de mantener, las alfombras de polipropileno ni se inmutan.
Maltrátalas y verás que son como la cara de Clint Eastwood en un tiroteo: no se alterarán ni siquiera para parpadear.
Son impermeables y por tanto lavables con agua. Son súper resistentes y aptas para sillas con ruedas (salvo las de pelo largo), zonas de paso y mucho trote.
Alfombras de vinilo
And the winner is… no es necesario hacer redoble de tambores, porque las alfombras vinílicas son modestas y austeras por naturaleza. Pero ocupan el primer puesto de nuestro podio, y por muchos motivos.
Las alfombras de vinilo están confeccionadas con el mismo material que las de polipropileno, pero a diferencia de estas, estas no guardan compromisos de estilos ni diseños que no sean propios.
Tienen su propio estilo, moderno, nórdico y minimalista, con un punto de austeridad conceptual que en sus primeros tiempos no todo el mundo entendió.
Hoy en día las alfombras de vinilo ya han sido aceptadas como alfombras para todo uso y para cualquier lugar. Y para conseguir esa aceptación ha sido clave la nueva generación de texturas, colores y diseños que hace que haya una alfombra de vinilo para cada casa.
Las instrucciones de uso y cuidados de una alfombra de vinilo son más cortas que la parte de Ringo Starr en Yesterday. Úsalas dentro o fuera de casa, con uso intensivo o sin él, rózala, písala, maltrátala, que ella, tan campante, no te lo tendrá en cuenta.
Si tuvieras una manada de búfalos en el jardín (lo normal es que no, porque los vecinos, que ya sabemos cómo son, se quejan), podrías ponerla en la entrada del establo y ni siquiera te mirarían mal.
Y cuando dentro de varios eones los Klingon tomen posesión de la Tierra, solo encontrarán el fósil de Jordi Hurtado y unas cuantas alfombras de vinilo. Palabra.