Qué debemos elegir a la hora de comprar una alfombra: ¿alfombras neutras, suaves y tranquilas que nos relajen y sosieguen, o por el contrario alfombras llamativas, coloristas, que desde el suelo nos llamen la atención rabiosamente?
Las alfombras poseen un tremendo potencial decorativo que muchas veces subestimamos. Porque son como enormes lienzos horizontales de varios metros cuadrados, conspicuos, visibles y destacados (qué rayos significará conspicuo).
Por su naturaleza las alfombras son el centro de atención de un ambiente, ya que la decoración se suele desarrollar en torno a ella: a partir de un sofá, de una mesa, de un espacio.
Por eso son catalizadores de ambientes, directrices decorativas, vectores sensoriales que definen el ambiente como Alcaraz define la trayectoria de la bola: con eficacia y precisión inapelables.
Alfombras neutras o llamativas: la banda sonora de tu decoración
En cierto modo las alfombras son como la banda sonora de una decoración: siempre está ahí aunque no reparemos en ella, pero… ¿te imaginas la presentación de La Guerra de las Galaxias con Macarena como banda sonora? Como que no.
Por eso elegir la alfombra adecuada al ambiente es como Karajan dirigiendo a la Filarmónica de Berlín, marcando el tono justo y aportando el tempo exacto para conseguir un efecto armónico y coordinado.
Debes conseguir que tu alfombra sea como la banda sonora de una película jamás filmada: la de tu casa, y para eso definir el carácter de la alfombra es el primer paso, y el más importante.
Define el carácter de tu alfombra
¿Te gusta AC/DC o Bach? ¿Jane Austen o Paul Auster? ¿Eres de Breaking Bad o de Aquí no hay quien viva? Ya ves que estas respuestas definen caracteres… y las alfombras también lo tienen ¿o creías que no tienen su corazoncito?
- Las alfombras de colores neutros, alfombras tranquilas o alfombras suaves son como la brisa plácida de un día de primavera, como un concierto de James Taylor, como la barriga del perrito de Scottex: amorosas, amigables y plácidas.
- Las alfombras de colores llamativos, alfombras coloristas o rechamantes son como un after ibizenco, como un recital de Rosalía o como una carrera de Fórmula 1: energéticas, vigorizantes y vitamínicas.
Son caracteres opuestos, como la fibra y la grasa, el yin y el yang, el iOs y Android, pero no incompatibles. De hecho, hay ambientes que admiten ambos tipos de alfombras.
Por ejemplo, estas dos imágenes de abajo nos ilustran que no hay alfombra «correcta». Tu decisión, producto de tu carácter, definirá el carácter del ambiente.
A la izquierda la alfombra tropical llena de exuberante decoración el ambiente, que a su vez refuerza el efecto con las plantas y flores. El efecto es sinérgico, energético y estimulante, creando un ambiente armónico y coherente.
Pero el ejemplo de la derecha nos muestra cómo el tono beige de la alfombra atempera el fondo floral, destacándolo y ofreciendo un contrapunto en el que la vida transcurre a menos revoluciones y la luz se tamiza de manera más apacible, creando otra armonía igualmente válida.
Entonces… ¿cómo sabremos qué alfombra comprar? ¿Deberemos llamar al Jedi para que su sabiduría ilumine nuestros suelos mientras habla al revés? Pues no. Necesario no es al Jedi llamar: mejor lo vemos analizando cada tipo de alfombra.
Alfombras neutras: el discreto encanto de la continuidad
Las alfombras de colores neutros y tranquilos, habitualmente lisas, buscan transmitir serenidad a la decoración, canalizando los flujos decorativos a modo de toma de tierra, como si fueran la etapa final que remata el ambiente.
Los tonos de las alfombras neutras se nutren de ocres, tostados, tierras y beiges, pero sobre todo de grises en todas sus gamas y sombras
Arriba tenemos un estupendo ejemplo de continuidad cromática en gris neutro que crea un ambiente uniforme en el que el tiempo parece detenerse y la relajación se obtiene sin necesidad de hacer zen: solo con la continuidad que ofrece la alfombra neutra.
Al observador poco avisado puede parecerle que las alfombras neutras y tranquilas no ofrecen nada más que aburrimiento, pero nada más lejos de la realidad.
Del mismo modo que el marco de un cuadro parece un elemento secundario hasta que das con uno que realza el lienzo dándole nueva vida, la ausencia de diseño o color vivo de una alfombra neutra revitaliza por oposición los colores circundantes, poniéndolos en valor, como se dice ahora, y situando cada plano de color del ambiente en su lugar correcto.
En la foto superior el beige suave de la alfombra sin remate (minimalismo por partida doble) hace conducir la mirada hacia el verde del exterior, que resalta porque la alfombra neutra, sabiamente, ha decidido no hacerle la competencia e incluso, servirle de puente.
En suma: las alfombras de tonos neutros son alfombras modestas y agradecidas, que nos devuelven mucho más de lo que reciben.
Su renuncia al lucimiento propio consigue ambientes muy naturales y llenos de sentido, ya que permiten que el concepto de cada ambiente se desarrolle libremente hasta el final. Como el buen árbitro, saben que su desempeño es tanto mejor cuanto más desapercibidas pasen.
Las uniformidades cromáticas bien definidas, como esta preciosa imagen superior de una alfombra para una cocina moderna, llegan a hacer maridajes en los que lo visual se une con lo funcional formando un conjunto único e indivisible. Aquí, como en la paradoja del huevo o la gallina, no sabes si es la alfombra la que soporta el entramado decorativo o es la decoración la que define y enmarca a la alfombra.
Alfombras llamativas o de colores vivos: que la fuerza te acompañe
Las alfombras llamativas, bien por su diseño, cuando son estampadas, o por su color vivo, cuando son lisas, cumplen otra función bien diferente.
Su misión no es pasar desapercibidas creando un efecto reforzante del ambiente, sino que, como el alumno que siempre levanta la mano el primero en clase, quiere ser ella la que defina el ambiente y establezca las reglas.
Pero no penséis que por querer decir «aquí mando yo» el resultado va a ser autoritario o excluyente. Al contrario: las alfombras llamativas establecen su mundo tomándose a ellas mismas como centro, pero repartiendo su influencia por esferas concéntricas, del mismo modo que el Sol ilumina a sus planetas.
Las alfombras llamativas o coloristas no son tímidas: no piden permiso, sino que se lanzan a la palestra seguras y confiadas, sabedoras que la decoración les seguirá allí donde vayan (en sentido figurado, que ya sabemos que las alfombras no son mucho de moverse).
Por ejemplo, el tono intenso de esa alfombra naranja volcánica de la foto superior energiza el ambiente y crea un foco o punto de atención que redime al frío suelo de mármol, mientras que el sofá neutro, como los cachorros, son mudos espectadores.
Las alfombras con llamativos estampados o con vivos colores cumplen una función muy similar a la de los cuadros de las paredes. Pero mientras que no solemos dudar en poner un cuadro colorista o de diseño abstracto en la pared, por algún extraño motivo nos cuesta más hacer lo propio en el suelo.
Una alfombra de colores llamativos es el complemento perfecto para aquellos ambientes en los que la decoración del resto de elementos (muebles y paredes) es de estilo minimalista, con blancos y colores suaves.
En estos ambientes el suelo, con su alfombra de colores llamativos, se convierte en la chispa que prende el ambiente a la vez que lo contiene dentro de los límites marcados por su propio minimalismo.
Al final, la elección de una alfombra de tonos suaves o de colores llamativos se definirá por si misma si eres capaz de integrar el carácter de tu decoración con tus propias ideas e indiosincrasia (qué rayos significará indiosincrasia).
Sigue tus instintos, escucha a la decoración y elige la alfombra que mejor complete lo que necesite el ambiente: continuidad o ruptura.
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