¿Cómo elegir las alfombras de salón perfectas?
Elegir la alfombra para el salón es una de cosas más complicadas que hay en esta vida; casi tanto como pensar qué regalarle a tu cuñado o entender las decisiones del VAR.
En rigor hay que decir que cualquier alfombra podría ser de salón: bastaría que tuviera el tamaño adecuado. Pero eso solo no es suficiente. Una auténtica alfombra de salón necesita más requisitos, que vamos a intentar explicar en este post.
El salón es el lugar donde hacemos la vida (aunque… ¿no venía hecha?) Sea como sea, eso quiere decir que tiene una implicación especial. Que va a existir un vínculo, por pequeño que sea, entre tú y tu alfombra.
Por tanto, la alfombra de salón que elijamos tiene una cierta responsabilidad emocional en el diseño del lugar en el que vives y en el que pasas tantas horas viendo series de Netflix y acariciando al gato.
La alfombra de salón deberá integrarse en él, formar parte integrante desde la base. Tiene que hacer hogar, tiene que ser sugestiva e inspiradora. Tiene que arropar la estancia igual que tú arropas a los peques cuando se acuestan.
Tiene que hacer sentir que la decoración va de dentro hacia afuera, que irradia desde el suelo para comunicar su mensaje a todo el ambiente.
La vida de las alfombras para otros lugares de la casa, en cambio, es más sencilla, sin tanto requisito ni responsabilidad; por eso la alfombra de salón es la que se elige con más cuidado y detenimiento.
Tipos, estilos y materiales de alfombras de salón
Entonces, ¿cómo medir la «salonidad» de una alfombra? Vamos a verlo con ejemplos.
Nota: todas las alfombras que presentamos están en el catálogo de nuestra tienda en el momento de redactar este post, salvo que se hayan descatalogado posteriormente. No dudes en preguntarnos si no encuentras algún modelo.
Tipos y estilos de alfombras de salón
Desde una alfombra lisa y suave como un disco de Norah Jones hasta una alfombra colorista y rechamante como un concierto de Iron Maiden, puedes convertir tu salón en casi todo lo que te propongas.
La primera duda es: ¿alfombra con pelo o sin pelo? Y si es con pelo, ¿pelo largo o pelo corto?
1. Alfombras de pelo largo
Las alfombras con pelo largo suelen ser las más acogedoras, porque el pelo largo invita a pisarlas, anima a recogerse y hasta a tumbarse encima, sintiendo su capa de pelo cómoda y mullida. Consiguen ambientes más cálidos y hogareños, muy apropiados para estilos clásicos y románticos.
Pero también tienen sus inconvenientes. Por ejemplo, que el pelo largo acumula más polvo y que se hacen más difíciles de limpiar y mantener. Y también que las alfombras de pelo largo, por ser más densas son también mas caras al llevar más material.
2. Alfombras de pelo corto
A quien le gusten las alfombras de pelo pero no quiera pagar el peaje de los inconvenientes del pelo largo, las alfombras de pelo corto son una alternativa muy convincente para un salón.
Aportan parte de la calidez y aspecto hogareño de sus hermanas de pelo largo, pero a la vez ofrecen el punto de austeridad de quien sabe que, si está bien expresado, basta con sugerir un concepto sin tener que defenderlo a gritos.
Una alfombra de pelo corto es más fácil de mantener y de limpiar, tiene un golpe de vista más claro y limpio y pone un punto de orden sin renunciar a tratarte amorosamente, como te mereces.
3. Alfombras sin pelo
Pero si no te gustan las alfombras de pelo, no hay por qué renunciar a la calidez si lo que deseas es una alfombra de salón que te aporte la clásica sensación de textil acogedor.
Por ejemplo, esta alfombra de chenille tiene lo mejor de los dos mundos. Por un lado una superficie lisa y plana, sin pelo, pero que es muy fina y no acumula polvo.
Y por otro lado tiene la caricia táctil y visual de su textura suave y amorosa, como de pana fina y aterciopelada que marca todas las casillas de idoneidad hogareña para el salón.
4. Alfombras de nudo
Además del ejemplo anterior, una perfecta muestra de lo hogareña que puede ser una alfombra sin pelo son las alfombras de nudo, tanto trenzado como boucle, que puede ser más compacto o más grueso.
En cualquiera de los casos estas texturas permiten lucirse a la materia prima consiguiendo que la textura se refleje en toda su plenitud mientras que evitamos, nuevamente, los inconvenientes de las alfombras de pelo muy largo.
En el ejemplo vemos una alfombra de sisal sintético (polipropileno) de nudo, lisa, cálida y austera al mismo tiempo.
5. Alfombras lisas
Como alfombras de salón, las alfombras lisas tienen una característica particular: actúan como reguladores de color.
Como el guardia que dirige el tráfico y encauza la circulación de manera eficiente y selectiva, una alfombra lisa demarca las zonas, templa el ambiente y define el tono en el que hablará la decoración.
Que una alfombra de salón sea lisa no significa que sea austera ni aburrida. Hay alfombras lisas mates y de acabado uniforme, pero también las hay con brillos, con reflejos, con marcas de pisada que forman aguas exuberantes llenas de vida y textura.
Si decides decorar con planos de color, la alfombra lisa es tu aliada en el salón.
6. Alfombras estampadas
En el extremo opuesto, si lo tuyo es la exuberancia, las alfombras estampadas te ayudarán a decorar el salón de manera rotunda, empezando por la base. Y con estas, las cosas están claras desde el principio: la alfombra manda.
Como el árbitro que enseña la tarjeta amarilla a la primera falta para mostrar su autoridad, esta alfombra no solo decora: dirige la decoración, atrae las miradas y subordina el ambiente a su presencia, aliviando la carga decorativa a los demás elementos del salón.
Y nada que objetar, si el resultado es tan bueno como este…
7. Alfombras minimalistas
Un salón no tiene que ser barroco, ornamentado o rococó. El minimalismo es ese concepto que abraza la certeza que no nos definimos por lo que mostramos, sino por lo que omitimos.
Siguiendo el concepto «lo bueno, si breve, dos veces bueno» el minimalismo aboga por que lo bonito, si se hace con los mínimos medios, resulte más bonito todavía.
En este ejemplo no hace falta más que una sabia combinación cromática en tonos grises para que el acompañamiento de una sobria pero en absoluto tediosa alfombra vinílica ponga el punto necesario para completar el ambiente.
8. Alfombras étnicas
El estilo étnico, aquí representado por una alfombra tipo kilim, supone un aporte energético y cromático. Este estilo encaja como anillo al dedo en la mayoría de los hogares de hoy en día por su carácter desenfadado e informal.
Sin llegar a los extremos de otras alfombras estampadas y coloristas, vitamina el salón aportando diseño e imaginación. El modelo de la imagen no es de nudo, sino de pelo cortísimo de un resistente y lavable polipropileno, con lo cual la decoración alegre y fresca se une al espíritu práctico.
Los materiales: ¿naturales o sintéticos?
Además de estilos hay que hablar de materiales de alfombras de salón. Aunque a veces el material define tanto el estilo, o viceversa, que ambos conceptos se solapan.
Para una alfombra de salón podemos optar por materias primas naturales (lana, algodón, yute, viscosa) o por materiales sintéticos (poliamidas, poliéster, polipropileno, vinilo).
No hay duda que los materiales naturales siempre tienen un cierto plus de autenticidad, pero no nos engañemos: los avances en materiales sintéticos, su desbordante variedad, sus texturas hiperrealistas y su altísima resistencia los coloca a la par de los materiales naturales. Seguimos con más ejemplos.
9. Alfombras lisas sintéticas y vinílicas
Sería fácil pensar que si llevamos al extremo el concepto de alfombra sintética sin pelo obtendríamos alfombras sin alma, más destinadas a alfombrar los camarotes de la nave de Odisea 2001 que un salón hogareño y acogedor.
Pero basta echar un vistazo a la imagen de abajo para entender que los nuevos conceptos de alfombras sintéticas y de vinilo están a años luz de antiguos prejuicios.
Que las nuevas texturas crean ambientes tan rabiosamente fieles a los espíritus de los hogares actuales que dejan desfasados los viejos parámetros, obligando a renovar el concepto de decoración de salón en el siglo XXI.
Y en un registro más prosaico, cuando una alfombra es tan resistente que tiene certificación hasta para uso industrial y se limpia con una simple fregona… ¿no es para ofrecerle un contrato para toda la vida?
10. Alfombra de polipropileno
Las alfombras de polipropileno no definen un estilo, sino una actitud.
Veamos: el polipropileno es un material extremadamente versátil, resistente e impermeable, características que resultan extraordinarias a la hora de confeccionar alfombras.
Las alfombras de polipropileno para salón se confeccionan en infinitos estilos. Aquí la caracterizamos en forma de alfombra de nudo, lisa y fina, rabiosamente actual, con un aporte creativo como sacado de un museo de arte moderno.
Pero con la misma actitud las hay clásicas, de pelo y de mil maneras más, porque la revolución que suponen para alfombrar salones consiste en su carácter, que grita al mundo que no tienes que complicarte la vida cuando la alfombra, en lugar del problema, es la solución.
11. Alfombra de lana
Si hubiera un premio Nobel de la naturalidad de las alfombras, las de lana lo ganarían todos los años. Porque no hay alfombra que respire más sencillez, franqueza y espontaneidad que el amorosamente áspero tacto de las alfombras de pura lana.
Su propia rudeza, más o menos suavizada en función del nudo o tratamiento que lleve es su mayor encanto. Hacen alfombras de salón que no necesitan enseñar el carnet: tienen el paso franco a cualquier ambiente.
En su favor hay que decir que para ser alfombras naturales son bastante resistentes, y aunque su mantenimiento es más delicado que las sintéticas tampoco resulta excesivamente complicado. Una apuesta cálida y segura.
12. Alfombra de yute
Si hablamos de alfombras naturales para salón, después de la lana, de la que ya hemos puesto un ejemplo, el yute reclama su lugar como alfombra natural por antonomasia.
Solo o en compañía de multicolor algodón (como en el ejemplo de abajo) el yute hace de la naturalidad su divisa, como alfombra confeccionada a mano que es.
Su trenzado irregular deja traslucir a través de sus imperfecciones la perfección de un concepto rústico, étnico y desenfadado a partes iguales.
Bien es cierto que no es tan longeva como otros tipos de alfombras. Y que es más delicada de mantener, porque no se lleva bien con el agua. Pero, ¿qué son los pequeños inconvenientes de la vida al lado de un amor verdadero? (Contigo, pan y cebolla…)
El tamaño y medidas correctas de una alfombra de salón
Hemos repasado los tipos, estilos y materiales, pero también hay que hablar del tamaño. Porque en alfombras de salón, el tamaño sí importa.
Por definición, una alfombra de salón está en el extremo medio-grande de la gama de alfombras.
Una alfombra de salón debe llenar todo el espacio que entra en su jurisdicción, porque es una delimitadora de espacios y como tal tiene que templar y mandar en su terreno. Y para eso debe tener el tamaño adecuado, que habitualmente es bastante grande.
Y si la medida que necesitas no la encuentras hecha, no te preocupes: hay infinidad de alfombras a medida para salón de modo que la puedas configurar al centímetro exacto que necesitas.
Como ya hemos hablado de medidas de alfombras en este post, a él nos remitimos, con la advertencia de que en caso de duda, siempre es mejor pasarse por más que por menos; no hay nada tan triste como una alfombra raquítica.