Ahora que aletea el invierno posando fría su delicada y blanca mano sobre nosotros, nos preguntamos: ¿existe tal cosa como una alfombra de invierno? ¿O es un mito, como el Yeti o la ecuanimidad del jurado de Master Chef?
Queremos decir que, salvo que tengas un presupuesto tipo Cristiano Ronaldo para la renovación de alfombras por estaciones, lo normal es que tengamos las mismas alfombras invierno y verano. Así que… ¿realmente hay alfombras de temporada?
La respuesta es que más que alfombras de invierno, o alfombras para el frío, lo que hay es determinado tipo de alfombras cuyas características se ajustan mejor a la estación fría que otras, o que representan más la idea que tenemos de una alfombra para la época invernal.
Pero, si vamos a mantener las mismas alfombras todo el año, que compremos una alfombra más invernal u otra más veraniega dependerá más de las características del clima, de la casa o del lugar en particular. O del término medio que queramos utilizar como compendio de las diferentes estaciones.
Igual que no te pondrías un jersey de lana en el trópico ni irías de camiseta de tirantes en Alaska, utilizar alfombras demasiado invernales en climas calurosos está más contraindicado que meter la cabeza en la boca de un hipopótamo.
Y a la inversa, utilizar alfombras finas y veraniegas en climas fríos y húmedos tampoco es buena idea.
¿Qué buscamos en una alfombra de invierno?
La alfombra de invierno o alfombra para el frío ideal reuniría en una sola pieza lo siguiente:
- aislamiento térmico,
- sensación de confort,
- espíritu hogareño
- y cuerpo acogedor.
También le podríamos pedir que asara castañas y que hiciera muñecos de nieve, pero no te engañes: no lo va a hacer.
El aislamiento térmico, es decir, que la alfombra contribuya con su granito de arena a mantener la casa cálida, depende de la capacidad aislante del material, por un lado, y por otro del grosor y la densidad.
Tipos y materiales de alfombras de invierno
¿Qué tipos de alfombra, materiales y otros elementos tenemos que tener en cuenta?
Material
Para cumplir el pliego de condiciones que hemos descrito, las fibras naturales como la lana o el algodón están entre los materiales que más calidez pueden aportar.
No son las únicas: las alfombras densas de materiales como polipropileno, poliamida o poliéster también sirven para hacer alfombras tupidas con un buen aislamiento térmico.
Pelo
Las alfombras de pelo largo se ven más invernales que las de pelo corto o sin pelo, porque las vemos más ‘abrigosas’ y porque la sensación del pie descalzo sobre ellas es más acogedora que ninguna otra.
Son como un abrigo con forro de borreguito, pero en el suelo.
Porosidad
Igualmente la porosidad es importante: una alfombra fina pero no porosa (por ejemplo con base de goma) puede aislar más de un suelo frío de baldosa que una alfombra más gruesa con nudo abierto o mucha porosidad.
Tamaño
Otros elementos que influyen en el aislamiento y la temperatura es el tamaño de la alfombra: cuanto más grande más será su efecto térmico.
Vamos a ver con cinco ejemplos cuáles son las características tipo de una buena alfombra de invierno, para que la alfombra no se convierta en el invierno de tu descontento.
Nota: estas alfombras para el frío están en catálogo en el momento de realizar este post; si no las encuentras no dudes en contactar con nosotros.
La lana es un material que, aplicado a las alfombras, consigue una distinción única que crea una elegancia que fluye desde dentro hacia afuera, como solo puede hacer lo auténticamente natural.
Esta alfombra de nudo boucle grueso y mullido no necesita adornos, estampados, artificios de ningún tipo ni colores vivos: le basta con transmitir su esencia de manera sigilosa, con la autoridad de quien sabe que no tiene nada que demostrar.
Calidez de hogar y espíritu acogedor con la máxima calidad de lana 100%: una perfecta alfombra de invierno.
El fuego arde en la chimenea, el golden retriever duerme fielmente a los pies del sillón, y el malta de 12 años tintinea en el vaso. ¿Qué le falta a esta escena?
La alfombra de lana Scott, naturalmente. No puede esconder, ni lo intenta, que está directamente inspirada en las Tierras Altas escocesas. Y allí saben algo de invierno.
Solo que no tienes que tener un castillo en la tundra para sentir todo el poder de esta gran alfombra, gruesa y diseñada para el invierno, pero también para las demás estaciones.
Esta alfombra, huelga decirlo, es como su nombre. Amorosa desde el minuto uno, y destinada a ofrecer más cariño que el osito de Mimosín.
Tiene una paleta de colores variada, tranquila y satinada y lo mejor es que su cuerpo de pelo largo lleva una base de fieltro más suave que un disco de Sade. Una alfombra perfecta para sentir calidez en los días de invierno.
Su pelo de microfibra de poliéster es tan denso como amoroso, de esos que te apetece tocar y tocar. Además, se puede meter en la lavadora directamente (lógicamente, dependiendo del tamaño de la alfombra y de tu lavadora).
El tacto aterciopelado de esta alfombra de poliamida es una invitación. ¿A qué? A la contemplación. Al tacto. A dejarse llevar por su textura que fluye desde el suelo invadiendo el ambiente.
En suma, al disfrute de una trama única para todos los sentidos: el tacto, la vista y también eso que llamamos sexto sentido.
Aunque no es especialmente gruesa, su textura de color irregular con fino estriado la hace encajar en el ambiente de manera instantánea, como si de repente te pareciera que esa alfombra que acabas de colocar lleva puesta ahí toda la vida.
Es una alfombra que te pide como ninguna otra que te pongas las zapatillas. La puedes encontrar en ocres, arenas y grises y aunque sirve para todo el año tiene un carácter especial como alfombra de invierno.
El diseño abstracto con una sabia mezcla de colores, tonalidades y texturas, que se combinan con el pelo cortado en relieve a diferentes niveles, lleva a esta alfombra de pelo a otro nivel.
Es una alfombra densa de polipropileno que, a expensas de su vocación de alfombra para todo uso posee una querencia indudable como alfombra de invierno, hogareña y acogedora.
Solo que a su denso pelaje, a su resistencia y facilidad de limpieza (es polipropileno, no lo olvidemos) añade un temperamento artístico que se hace notar reclamando su presencia con autoridad y sabiduría.
Está disponible en varias combinaciones cromáticas, con dos diseños diferentes en cada una.
En el fondo, una alfombra de invierno o para el frío es como cualquier otra: un medio para conseguir el fin de vestir tu casa con una pieza que realce la decoración y que integre los diversos elementos formando un conjunto agradable, acogedor y habitable.
Esperamos que aciertes con tu alfombra de invierno (y de otoño, primavera y verano…)
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