Si nunca habías pensado en comprar una alfombra de lana, ríndete a la evidencia y piensa que millones de ovejas no pueden estar equivocadas.
Por eso las alfombras de lana son una estupenda opción para decorar los suelos con calidez, elegancia y naturalidad.
La lana es posiblemente la primera materia prima textil que el ser humano trabajó a gran escala. Y si la lana nos ha acompañado a lo largo de los siglos (junto con los impuestos y Jordi Hurtado) no es por casualidad, sino porque tiene extraordinarias cualidades.
Y lo mejor es que no sale de humeantes fábricas sino de los verdes prados en los que pastan las ovejas, extraordinarios animales que transforman la hierba en lana.
Natural, ecológica, cálida, acogedora, resistente, elegante y distinguida… la lana haría un yerno perfecto y por eso las alfombras de lana hacen también alfombras perfectas.
Por eso vamos a contarte las…
9 cosas que hay que saber sobre las alfombras de lana
1.
Son alfombras naturales, ecológicas y renovables por antonomasia
Sí; aunque no sepamos qué rayos significa antonomasia, sí que sabemos que no hay alfombras que puedan rivalizar en naturalidad con las alfombras de lana.
Es un recurso natural, ecológico y renovable, ya que las ovejas no tienen pensado extinguirse. ¡Ah! Y también son biodegradables. (No biodesagradables, que eso es otra cosa).
Eso quiere decir que su deshechado y reciclaje es inocuo para el medio ambiente, ya que la lana se descompone de manera natural en el medio. Aunque sería una pena tirar una alfombra de lana…
2.
Son excelentes aislantes térmicos y acústicos
La lana tiene grandes propiedades aislantes.
Como aislante térmico, la lana es extraordinaria, pero no solo contra el frío, sino, aunque suene contraintuitivo, también para el calor: sencillamente aísla de las temperaturas extremas y atempera el ambiente. (¿Has visto alguna oveja sudando en verano?)
Tienen una propiedad llamada ‘higroscopicidad’, palabro que viene a explicar que las alfombras de lana «respiran», es decir, que son capaces de absorber la humedad del ambiente y liberarla posteriormente, equilibrando de esta manera el entorno.
Igualmente ese carácter aislante y no conductor se manifiesta con el sonido. Porque también las alfombras de lana aíslan acústicamente.
Si tienes problemas de ecos en casa, prueba con una alfombra de lana, cuanto más grande mejor, y verás (mejor dicho oirás) el resultado.
3.
Las alfombras de lana son muy resistentes y duraderas
Otra de las propiedades de la lana es su gran resistencia y elasticidad. Es un material extensible, elástico y flexible por naturaleza.
Eso significa que una alfombra de lana será duradera, resistente al uso continuado y, sobre todo, que tendrá un óptimo envejecimiento.
4.
Son alfombras ignífugas, antibacterianas y antialérgicas
La lana tiene también una alta resistencia al fuego, que se traduce en que tarda en entrar en combustión, cuando arde lo hace sin llama y el fuego tiende a autoextinguirse. Ojalá el Parlamento funcionara así también.
Tiene una natural resistencia antibacteriana y por tanto antialérgica, aunque hay un determinado tipo de personas que pueden presentar alergia a la lana.
Y no producen emanaciones ni liberan sustancias ni gases nocivos. Por tanto, son aptas para calefacciones radiantes.
5.
Son alfombras cálidas, hogareñas y distinguidas como ninguna otra
Dejando al margen los tecnicismos, es hora de hablar de sensaciones. Porque el reinado de las alfombras de lana se produce tanto más en los intangibles que en los datos técnicos.
Una alfombra de lana proporciona una sensación de calidez que ninguna otra puede ofrecer. Que se percibe sin saber cómo. Un estilo propio que dota al ambiente de un aire diferente, distinguido y reservado que se transmite como por ósmosis.
Es como cuando a Sean Connery le basta con levantar una ceja para imponer su presencia en la pantalla: ya está todo dicho de manera tan sutil como permanente, como si fuera el Jedi intentando no usar la fuerza.
6.
Alfombras de lana: clásicas y rústicas… o no
Las alfombras de lana aportan un indiscutible punto rústico o clásico a la decoración. Pero no solo están diseñadas para lucir en cabañas de madera en el Canadá o en las Highlands escocesas.
Porque tienen vocación ecléctica y se adaptan a hogares modernos y a decoraciones de todo tipo, ya que pertenecen a ese selecto grupo de cosas que nunca pasan de moda.
Desde luego, son alfombras que no tienen prisa y que saben que su labor decorativa, como la precesión de los equinoccios, no se hace en un día, sino que es una labor constante con espíritu de permanencia.
7.
Alfombras definidoras de ambientes
Muchas alfombras de lana son lisas, de modo que actúan como perfectas delimitadoras de espacios, creando planos de colores que atemperan y definen los ambientes.
Actúan como catalizadores que ordenan las estancias, templando con su gama de tonos crudos y naturales para crear ambientes agradables y familiares.
Aunque también las tienes con tintes de colores vivos, para que puedas tener tu alfombra de lana colorida y vistosa.
8.
Tipos de confección: nudo, pelo, lisas o estampadas
Las alfombras de lana admiten muchos tipos de tratamiento. Se pueden trenzar en nudo (por ejemplo boucle, más grande o pequeño), en tramas cruzadas convencionales o como alfombras de pelo.
Quizá su mayor encanto se despliega en las alfombras boucle, en donde la textura característica de la lana y su tacto amoroso se percibe con más intensidad.
Pero también tienes alfombras de lana lisas, que aunque no sean tan fáciles de distinguir a simple vista de otras de pelo de poliamida u otros materiales, sí que aportan las mismas cualidades y virtudes.
9.
Cómo limpiar una alfombra de lana
Ya hemos dicho que son antibacterianas, pero eso no quita que puedan acumular polvo y suciedad, especialmente sin son de pelo o nudo grueso. Afortunadamente, si se les da el cuidado que necesitan, no son complicadas de limpiar.
La limpieza habitual se hace con aspirador (ojo a los cepillos giratorios agresivos). Si hay más polvo incrustado en el tejido del debido podemos removerlo con un cepillo manual, no agresivo, y con cuidado.
Se pueden limpiar con agua fría. Hay que tener claro que no debemos emplear agua caliente nunca: podría encoger. La secaríamos extendida, nunca al sol, exponiéndola por ambos lados.
Para manchas puntuales, no frotar, sino aplicar toques con un paño o toalla. Nos podemos ayudar de una solución de bicarbonato, o vinagre blanco (diluido al 50%), o jabón neutro. Y dejando actuar entre 15-30 minutos.
Para limpieza más profunda o completa tras muchos años de uso, entonces limpieza en seco profesional.
Un truco (no solo para estas alfombras, sino para todas en general) es rotarla para repartir las zonas de más uso y así equilibrar las manchas y el desgaste.
Otras consideraciones
Como puntos débiles podríamos citar que no son tan económicas como otras alfombras de tipo sintético, por ejemplo. Pero aporta otras cosas a cambio, y cada uno debe evaluar lo que quiere gastar y a cambio de qué.
No deben exponerse en exteriores ni directamente a la luz solar, ya que se aceleraría su envejecimiento.
Igualmente, como ya dijimos, determinado tipo de personas puede presentar alergia a la lana (no solo a las alfombras sino a prendas de ropa o cualquier otro objeto de lana). Obviamente no son recomendables para este tipo de personas.
Pero sea como sea, creemos que las ventajas de estas alfombras superan a los inconvenientes. Esperamos haberte ayudado a elegir con conocimiento de causa.
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