Si hay algún tipo de alfombra que podemos definir como clásico intemporal y al mismo tiempo ejemplo de alfombra natural, ese sería sin dudarlo las alfombras de sisal.
Como ocurre con todas las fibras naturales que se pueden hilar o trenzar (sisal, yute, algodón, lana…) se confeccionan con sisal alfombras desde tiempos inmemoriales. Mucho antes incluso de que naciera Mercedes Milá.
Pero ¿qué es el sisal? El sisal viene de una planta llamada Agave Sisalana, originaria del Yucatán, justito donde cayó el meteorito que acabó con los dinosaurios.
Pero eso sí, a diferencia de los dinosaurios la planta tuvo la sensatez de esperar unos cuantos millones de años a que cayera el pedrusco para establecer allí sus dominios y así ofrecernos su materia prima, tan útil y versátil.

Es una planta de aspecto entre palmera y aloe, con largas hojas fibrosas de las que se extraen las fibras con las que se tejen las alfombras. Por tanto, ya sabemos que el sisal es natural.
Y su naturalidad salta a la vista: en el ranking de naturalidad estarían como poco al nivel de los paisajes de Heidi. Si fuera música sería Las cuatro estaciones de Vivaldi; si fuera literatura sería un madrigal y si fuera serie, sería La casa de la pradera.
Alfombras de sisal: principales características
Pero la naturalidad no lo es todo, porque hay que saber además que es una fibra muy resistente y que ofrece un mínimo desgaste al uso, de modo que es ideal para confeccionar alfombras de óptimo rendimiento.
Como fibra natural que es, el sisal y con él las alfombras de sisal, son capaces de absorber y soltar la humedad del ambiente, como si respiraran.
Esto tiene su lado bueno y menos bueno, ya que por un lado ayudan a regular la temperatura y humedad del ambiente, pero por otro se pueden cargar excesivamente de humedad y pudrirse, por lo que no son recomendables para entornos húmedos.

Ya hemos dicho que es muy resistente, bastante más que el yute, por ejemplo, otra fibra natural de aspecto similar. Mientras que el yute es blando y flexible y por tanto, desgastable, las alfombras de sisal tienen un trenzado más rigido, con más cuerpo y resistencia.
De lo anterior se deduce que las alfombras de sisal son transpirables, porosas y por tanto aptas por ejemplo para calefacciones con suelo radiante.
Admiten los rayos UV, pero es mejor evitar el sol directo, especialmente si la alfombra es teñida, para evitar la decoloración a medio o largo plazo.
Tienen la capacidad para absorber los líquidos, lo cual igualmente es bueno porque admite tintes y que las gamas de alfombras de sisal tengan una buena oferta de tonos y colores (aunque los preferidos suelen ser los crudos y naturales).
Pero igualmente tiene su lado malo, porque igual que absorbe líquidos también absorbe manchas, ante las cuales hay que actuar rápidamente (después hablaremos de la limpieza y mantenimiento).



Resumimos las principales características de las alfombras de sisal:
- Alfombras de fibras naturales
- Alfombras lisas, sin pelo, de nudo trenzado
- Alta resistencia y mínimo desgaste
- Antiestáticas
- Transpirables, absorben y liberan la humedad del ambiente
- Recurso biodegradable, renovable y sostenible
- No son aptas para exterior ni lugares húmedos
- Alfombras finas, la mayoría con base antideslizante de látex
- Limpieza y mantenimiento más delicado que otros tipos de alfombras
Alternativas para las limitaciones de las alfombras de sisal
Ya habrás adivinado que las alfombras de sisal, aunque estupendas como son para muchos emplazamientos, tienen algunas limitaciones. Como por ejemplo:
- No la pongas en ningún lugar húmedo o que pueda recibir agua directamente, como la cocina, baño, terraza no cubierta. Y como alfombra de exterior, ya ni hablamos.
- Aunque es de alta resistencia, tampoco la coloques por ejemplo en una entrada o recibidor, no porque no vaya a resistir el paso elevado de gente, sino porque estaría en primera línea de recoger toda la suciedad de la calle (no digamos si es casa de campo), y su limpieza es más difícil que otros tipos de alfombras.
Así pues, deja que la alfombra de la entrada, la que lleve todos los golpes, sea otra más lavable y guarda tu alfombra de sisal para dentro de la casa.

Pero eso no significa que tengas que renunciar a alfombras de apariencia sisal en esos lugares, ya que hay estupendas alfombras de sisal sintético que puedes utilizar en exterior. En otro post os hemos hablado de las diferencias entre el sisal de verdad y el sintético, y de las razones o lugares para usar uno u otro.
El estilo de las alfombras de sisal: ¿en dónde las puedo colocar?
Las alfombras de sisal son el ejemplo más auténtico de alfombra natural. Desde luego, su carácter rústico es el punto de partida para definirla, pero no tienes que tener una granja para apreciarla ni para que encaje en la decoración.
Al contrario, las alfombras de sisal son de vocación universal y ecléctica como pocas. Son alfombras que tanto pueden estar luciendo su palmito en un salón de un hotel como en una oficina, en el salón de tu casa o en el palacio de Moctezuma.

No necesita integrarse, porque tienen pasaporte universal que les franquea cualquier aduana decorativa, sin que le importen las fronteras que pretenden imponer los diferentes estilos de decoración.
Moderno, contemporáneo, nórdico, minimalista, boho, clásico, rústico… intenta imaginar un estilo en el que no encajen las alfombras de sisal, y si lo encuentras, piénsalo dos veces, porque seguro que acaba encajando.
Son alfombras que transmiten, aparejado a su naturalidad, sensaciones de tranquilidad y bienestar. Son alfombras hipotensas, si nos permitís la expresión, porque ayudan a calmar el ambiente y decelerar las pulsaciones.
Estancias, colores, nudos y remates
Respecto a qué estancias son apropiadas para una alfombra de sisal… ¡cualquiera! Siempre que guardes las precauciones antedichas: evitar la humedad, las zonas de entrada, el sol y el exterior, no hay estancia contraindicada para una alfombra de sisal.
Son magníficas para salones, resistentes para pasillos, elegantes en dormitorios y perfectas en terrazas cubiertas.

Igualmente en espacios comerciales, establecimientos públicos, oficinas y locales, manteniendo las mencionadas precauciones, la alta resistencia del sisal ofrecerá un estupendo rendimiento.
El sisal se ofrece en alfombras de superficie lisa de nudo trenzado. Pero la maleabilidad del sisal permite una gran variedad de nudos: pequeños, grandes, lisos, en espiguilla…
Y aunque los tonos naturales suelen ser los preferidos, hay tintes muy variados con diversos grados de fuerza y oscuridad para otorgar a la gama de alfombras de sisal una gran profundidad.
Lo mismo ocurre con los remates. La mayoría de alfombras de sisal se confeccionan a la medida, de modo que es posible rematarlas como queramos, incluso como moqueta de pared a pared.
Con un simple y discreto ribete de hilo, pero también con flecos, muchos tipos de cintas, de tela, ante o cuero, las posibilidades son infinitas.


Mantenimiento: la limpieza de alfombras de sisal
Este es tal vez el talón de Aquiles de estas alfombras. Ya hemos explicado que como producto natural que es, es proclive a absorber humedad y líquidos y con ellos las manchas, de modo que el primer consejo para el mantenimiento de las alfombras de sisal es la prevención.
Prevención por el uso que se les va a dar, no tanto por el lugar en el que van a estar (aunque ya hemos dicho, no las pongas en el recibidor etc).
No es lo mismo un salón de visitas que se usa relativamente poco que otro que están pisando constantemente todo tipo de gente, incluyendo niños con zapatos dudosamente limpios o mascotas, por ejemplo.
Cada uno sabe el trato que va a recibir la alfombra, de modo que no nos podremos quejar si hemos colocado nuestra alfombra de sisal en un lugar inoportuno y la limpieza se convierte en un problema.
Después de la prevención, la limpieza habitual se realiza con aspirador. Las manchas puntuales hay que atacarlas rápidamente, preferiblemente con un paño de algodón húmedo con el que presionaremos para que el paño se empape antes que las manchas.



Podemos usar jabón neutro si es necesario, nunca limpiadores agresivos o productos químicos. Las alfombras de sisal admiten cierto grado de limpieza con agua (paño o fregona muy escurrida) pero siempre que se mojen lo mínimo y se puedan secar rápidamente.
En caso de limpieza de mancha puntual, si la hemos mojado podemos aplicarle un secador de pelo suave, a baja temperatura.
Alfombras sisal con tratamiento antimanchas, la solución que viene en tu ayuda
Algunas alfombras de sisal (consulta a tu tienda) tienen un tratamiento especial con un acabado antimanchas, que repele el agua y los líquidos, del mismo modo que a los políticos les repele el cumplimiento de las promesas electorales.

Las alfombras que dispongan de este acabado soslayan el principal inconveniente que tienen las alfombras de sisal, de modo que son una alternativa mucho más completa, aunque este acabado tiene un precio superior a los modelos convencionales.
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